EL ANILLO DE MARY
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EL ANILLO DE MARY
Hola!!! Me estoy animando a postear por estos lares, veamos qué sucede… Esta historia nació como un one-shot, fue escrito desde el corazón y ahora a la luz de los nuevos acontecimientos en la temporada 5, necesitó una actualización. Trata de ser una descripción de los primeros años de la vida de los Winchis desde el punto de vista de los sentimientos. Y trata de explicar el origen de un elemento tan importante como lo es el anillo que lleva (llevaba) Dean en su mano derecha.
PERSONAJES: Sam, Dean y John Mención de Mary.
DISCLAIMER: nada me pertenece, lamentablemente. Todo de Kripke.
SPOILER: si. Hasta temporada 5
RATING: para todo público
EL ANILLO DE MARY
Cap. I
Cuando John perdió a Mary no tuvo consuelo, no le importó el hecho de que había logrado salvar las vidas de sus dos pequeños niños, no le importó que él mismo estaba vivo para poder cuidar de esos dos pedacitos de Mary. No. Nada de eso tenía la menor importancia. Mary se había ido; ella, la que estaba destinada a compartir su vejez con él, la que había sido su compañera, su vida, su amor. Al principio vagó sin destino y sin descanso por las casas de amigos y parientes que les abrieron las puertas incondicionalmente. Un día en que se encontraba especialmente desasosegado, decidió que necesitaba volver a lo que quedaba de su hogar, necesitaba buscar algo que hubiera pertenecido a Mary, algo que lo uniera físicamente a ella, algo a lo que pudiera aferrarse para poder llorarla…
No parecía tarea fácil, ya que las llamas habían destruido todo o casi todo, cuando entró a su viejo hogar, lo recibieron las cenizas y los cuartos en ruinas, vagó por ellos sin hallar nada que fuera posible rescatar. Todo se lo había llevado el fuego. Todo se lo había llevado esa terrible criatura. En el living logró rescatar unas pocas fotografías algo amarillentas, en una de ellas, tomada pocos días antes de la tragedia, se veía a los cuatro miembros de la familia mostrando toda su felicidad. La guardó en su chaqueta de cuero con gesto cansado. Dándose por vencido, decidió pasar por última vez por lo que fuera el cuarto matrimonial para despedirse de su Mary, para tratar de aliviar ese lacerante dolor que le quemaba el pecho. Estuvo así, ensimismado, cabizbajo, quien sabe durante cuánto tiempo, hasta que cuando ya se iba, vio algo que brillaba cerca de dónde había estado la mesa de noche de Mary: se aproximó cautelosamente y con cuidado retiró las cenizas y escombros y allí estaba: el anillo de Mary, un poco maltratado, algo deformado por el calor pero indudablemente el anillo que Mary llevó en su dedo anular con tanto amor y orgullo hasta que durante el embarazo de Sammy, se lo debió quitar, ya que había engordado un poco y no le entraba. Lo conservaba en su mesa de noche con el firme propósito de colocárselo apenas hubiera regresado a su peso normal. Esa fue la señal que John había estado buscando: el objeto al cual aferrarse, el recuerdo trocado en objeto físico que le traería a la memoria lo que debía hacer: buscar a la cosa que había truncado la vida de su joven esposa y que había privado a dos inocentes niños del cariño de su madre.
Los años pasaron, los chicos fueron creciendo, un poco con el apoyo de su atribulado padre, siempre debatiéndose entre el ser y el deber ser; con la ayuda del Pastor Jim, de Caleb, de Bobby y de varios amigos más que como podían, asistían a esos dos pobres niños. Pero a pesar del apoyo de todos esos amigos, de las niñeras que contrató durante algunos meses y de los vecinos bien intencionados que colaboraban, John no podía negar que en realidad el peso de su hogar, o de lo que quedaba de él recaía sobre los hombros de su primogénito: Dean. Y siempre había sido así, luego de ese fatídico 2 de noviembre.
Éste había reaccionado muy mal luego de la muerte de su madre: había dejado de hablar, casi con seguridad como consecuencia del trauma o del shock. De noche se despertaba llorando y lo único que hacía era correr hacia la cuna del menor, adonde se trepaba y sólo allí, abrazado a su pequeño hermano lograba conciliar el sueño. Esto se repitió durante meses, hasta que John consiguió que ambos durmieran en dos camitas gemelas, uno al lado del otro. De ese modo se detuvieron las pesadillas nocturnas del mayor. El tema del lenguaje fue un proceso más lento, pero a medida que Sam crecía y comenzaba a balbucear algunas palabras, Dean comenzó a recuperar su florido vocabulario, cuando contaba casi con cinco años y medio.
Durante estos años, fueron varias las veces que John no regresó de una cacería a tiempo y los chicos debieron quedarse solos. Dean demostró desde temprana edad su capacidad para arreglárselas: cambió pañales, le dio la mamadera a Sam, lo entretuvo, luego aprendió a hacerle sus papillas. Y todo lo hacía con el único propósito de obtener como recompensa una sonrisa de su padre, su ídolo, su héroe; además de que amaba a ese chiquitín que quedaba a su cuidado tanto como a su vida misma. Cuando John regresaba herido o cabizbajo por lo que había visto durante la cacería de turno, era Dean el que lo esperaba despierto, fuera la hora que fuese, o lo ayudaba o lo reconfortaba con un plato de comida o de sopa caliente, y más de una vez fue él el que lo consoló con un parco "Está bien, papá. Todo estará bien mañana."
Cuando Sam comenzó a ir a la escuela, Dean tomó a su cargo la protección del pequeño. Nadie se podía atrever a molestar al bueno de Sammy sin tener que vérselas con su hermano mayor, aunque esto significara enfrentarse a chicos mucho más grandes que él. Dean no conocía el miedo cuando se trataba de defender a su familia. Como Mary.
Ya adolescente, Dean comenzó a acompañar a su padre en las cacerías y se demostró certero, eficiente, mortal. No dudaba. Seguro de sí mismo. Como Mary.
Sam creció rodeado de afecto. Fue un niño mimado, cuidado, protegido, capaz de desarrollar todo su potencial gracias al apoyo que tenía de la persona que más lo amaba en este mundo: su hermano. Un orgulloso hermano mayor que dejaba su vida de lado por cuidar, proteger y hacer feliz al pequeño. Como Mary.
Era enero, se aproximaba el cumpleaños número 18 de Dean y John no le había comprado nada, eran tiempos difíciles, sus ingresos no le permitían gastos extras pero él se daba cuenta de que le debía a ese muchacho no sólo la vida de su hijo menor y la suya propia, por todo lo que éste hacía por ellos dos, sino que durante toda su corta vida había sido su compañero, su confidente, su amigo, el hombro en donde apoyarse cuando las cosas se complicaban... como Mary.
John se dio cuenta en ese momento que la vida sin su esposa se había hecho más llevadera gracias a que ella le había dejado a su muchacho, que con sus ojos verdes le recordaba la mirada de ella, Dean, que lo había mantenido humano, que le había hecho ver que había algo por qué vivir: la familia. Eso era lo que siempre le repetía Mary. Dean se lo decía con sus actos. Así que supo exactamente lo que iba a regalarle al chico: el anillo de Mary. El anillo de matrimonio que había rescatado de entre las cenizas de lo que quedaba de su hogar, el anillo que lo había acompañado durante todos esos años. No había en el mundo nadie más digno de llevarlo que Dean. John lo hizo limpiar, un joyero lo adaptó y le proporcionó la forma que el fuego le había quitado y el día en que su primogénito cumplió 18 años, John lo llamó, le entregó el anillo y le dijo:
- Hijo, este fue el anillo de matrimonio de tu madre. Hoy te lo regalo a ti, quiero que lo uses y no te lo quites, porque lo mereces, has sido la luz que ha guiado a esta familia. Espero que siempre lo seas. Tu hermano y yo te necesitamos. Recuérdalo, Dean.
John era muy parco y siempre había tenido problemas para mostrar sus sentimientos, pero sus ojos estaban llenos de lágrimas. Dean recibió el anillo, se lo colocó en su mano derecha y le dijo a su padre:
- Gracias, papá, no se qué decir. Si tú crees que soy digno de llevar este anillo, así lo haré y te prometo que jamás me lo quitaré. No habrá en este mundo nada ni nadie que haga que me lo quite. Es un pedacito de mamá que llevaré siempre conmigo.
Y así fue: Dean jamás se quitó ese anillo, y cuando murió dando su vida a cambio de la de su amado hermano, éste no se atrevió a quitárselo de su dedo y lo enterró con él. Y así fue que los ángeles del Señor reconstruyeron su cuerpo cuando rescataron su alma del Infierno: con el anillo de Mary en su mano derecha.
PERSONAJES: Sam, Dean y John Mención de Mary.
DISCLAIMER: nada me pertenece, lamentablemente. Todo de Kripke.
SPOILER: si. Hasta temporada 5
RATING: para todo público
EL ANILLO DE MARY
Cap. I
Cuando John perdió a Mary no tuvo consuelo, no le importó el hecho de que había logrado salvar las vidas de sus dos pequeños niños, no le importó que él mismo estaba vivo para poder cuidar de esos dos pedacitos de Mary. No. Nada de eso tenía la menor importancia. Mary se había ido; ella, la que estaba destinada a compartir su vejez con él, la que había sido su compañera, su vida, su amor. Al principio vagó sin destino y sin descanso por las casas de amigos y parientes que les abrieron las puertas incondicionalmente. Un día en que se encontraba especialmente desasosegado, decidió que necesitaba volver a lo que quedaba de su hogar, necesitaba buscar algo que hubiera pertenecido a Mary, algo que lo uniera físicamente a ella, algo a lo que pudiera aferrarse para poder llorarla…
No parecía tarea fácil, ya que las llamas habían destruido todo o casi todo, cuando entró a su viejo hogar, lo recibieron las cenizas y los cuartos en ruinas, vagó por ellos sin hallar nada que fuera posible rescatar. Todo se lo había llevado el fuego. Todo se lo había llevado esa terrible criatura. En el living logró rescatar unas pocas fotografías algo amarillentas, en una de ellas, tomada pocos días antes de la tragedia, se veía a los cuatro miembros de la familia mostrando toda su felicidad. La guardó en su chaqueta de cuero con gesto cansado. Dándose por vencido, decidió pasar por última vez por lo que fuera el cuarto matrimonial para despedirse de su Mary, para tratar de aliviar ese lacerante dolor que le quemaba el pecho. Estuvo así, ensimismado, cabizbajo, quien sabe durante cuánto tiempo, hasta que cuando ya se iba, vio algo que brillaba cerca de dónde había estado la mesa de noche de Mary: se aproximó cautelosamente y con cuidado retiró las cenizas y escombros y allí estaba: el anillo de Mary, un poco maltratado, algo deformado por el calor pero indudablemente el anillo que Mary llevó en su dedo anular con tanto amor y orgullo hasta que durante el embarazo de Sammy, se lo debió quitar, ya que había engordado un poco y no le entraba. Lo conservaba en su mesa de noche con el firme propósito de colocárselo apenas hubiera regresado a su peso normal. Esa fue la señal que John había estado buscando: el objeto al cual aferrarse, el recuerdo trocado en objeto físico que le traería a la memoria lo que debía hacer: buscar a la cosa que había truncado la vida de su joven esposa y que había privado a dos inocentes niños del cariño de su madre.
Los años pasaron, los chicos fueron creciendo, un poco con el apoyo de su atribulado padre, siempre debatiéndose entre el ser y el deber ser; con la ayuda del Pastor Jim, de Caleb, de Bobby y de varios amigos más que como podían, asistían a esos dos pobres niños. Pero a pesar del apoyo de todos esos amigos, de las niñeras que contrató durante algunos meses y de los vecinos bien intencionados que colaboraban, John no podía negar que en realidad el peso de su hogar, o de lo que quedaba de él recaía sobre los hombros de su primogénito: Dean. Y siempre había sido así, luego de ese fatídico 2 de noviembre.
Éste había reaccionado muy mal luego de la muerte de su madre: había dejado de hablar, casi con seguridad como consecuencia del trauma o del shock. De noche se despertaba llorando y lo único que hacía era correr hacia la cuna del menor, adonde se trepaba y sólo allí, abrazado a su pequeño hermano lograba conciliar el sueño. Esto se repitió durante meses, hasta que John consiguió que ambos durmieran en dos camitas gemelas, uno al lado del otro. De ese modo se detuvieron las pesadillas nocturnas del mayor. El tema del lenguaje fue un proceso más lento, pero a medida que Sam crecía y comenzaba a balbucear algunas palabras, Dean comenzó a recuperar su florido vocabulario, cuando contaba casi con cinco años y medio.
Durante estos años, fueron varias las veces que John no regresó de una cacería a tiempo y los chicos debieron quedarse solos. Dean demostró desde temprana edad su capacidad para arreglárselas: cambió pañales, le dio la mamadera a Sam, lo entretuvo, luego aprendió a hacerle sus papillas. Y todo lo hacía con el único propósito de obtener como recompensa una sonrisa de su padre, su ídolo, su héroe; además de que amaba a ese chiquitín que quedaba a su cuidado tanto como a su vida misma. Cuando John regresaba herido o cabizbajo por lo que había visto durante la cacería de turno, era Dean el que lo esperaba despierto, fuera la hora que fuese, o lo ayudaba o lo reconfortaba con un plato de comida o de sopa caliente, y más de una vez fue él el que lo consoló con un parco "Está bien, papá. Todo estará bien mañana."
Cuando Sam comenzó a ir a la escuela, Dean tomó a su cargo la protección del pequeño. Nadie se podía atrever a molestar al bueno de Sammy sin tener que vérselas con su hermano mayor, aunque esto significara enfrentarse a chicos mucho más grandes que él. Dean no conocía el miedo cuando se trataba de defender a su familia. Como Mary.
Ya adolescente, Dean comenzó a acompañar a su padre en las cacerías y se demostró certero, eficiente, mortal. No dudaba. Seguro de sí mismo. Como Mary.
Sam creció rodeado de afecto. Fue un niño mimado, cuidado, protegido, capaz de desarrollar todo su potencial gracias al apoyo que tenía de la persona que más lo amaba en este mundo: su hermano. Un orgulloso hermano mayor que dejaba su vida de lado por cuidar, proteger y hacer feliz al pequeño. Como Mary.
Era enero, se aproximaba el cumpleaños número 18 de Dean y John no le había comprado nada, eran tiempos difíciles, sus ingresos no le permitían gastos extras pero él se daba cuenta de que le debía a ese muchacho no sólo la vida de su hijo menor y la suya propia, por todo lo que éste hacía por ellos dos, sino que durante toda su corta vida había sido su compañero, su confidente, su amigo, el hombro en donde apoyarse cuando las cosas se complicaban... como Mary.
John se dio cuenta en ese momento que la vida sin su esposa se había hecho más llevadera gracias a que ella le había dejado a su muchacho, que con sus ojos verdes le recordaba la mirada de ella, Dean, que lo había mantenido humano, que le había hecho ver que había algo por qué vivir: la familia. Eso era lo que siempre le repetía Mary. Dean se lo decía con sus actos. Así que supo exactamente lo que iba a regalarle al chico: el anillo de Mary. El anillo de matrimonio que había rescatado de entre las cenizas de lo que quedaba de su hogar, el anillo que lo había acompañado durante todos esos años. No había en el mundo nadie más digno de llevarlo que Dean. John lo hizo limpiar, un joyero lo adaptó y le proporcionó la forma que el fuego le había quitado y el día en que su primogénito cumplió 18 años, John lo llamó, le entregó el anillo y le dijo:
- Hijo, este fue el anillo de matrimonio de tu madre. Hoy te lo regalo a ti, quiero que lo uses y no te lo quites, porque lo mereces, has sido la luz que ha guiado a esta familia. Espero que siempre lo seas. Tu hermano y yo te necesitamos. Recuérdalo, Dean.
John era muy parco y siempre había tenido problemas para mostrar sus sentimientos, pero sus ojos estaban llenos de lágrimas. Dean recibió el anillo, se lo colocó en su mano derecha y le dijo a su padre:
- Gracias, papá, no se qué decir. Si tú crees que soy digno de llevar este anillo, así lo haré y te prometo que jamás me lo quitaré. No habrá en este mundo nada ni nadie que haga que me lo quite. Es un pedacito de mamá que llevaré siempre conmigo.
Y así fue: Dean jamás se quitó ese anillo, y cuando murió dando su vida a cambio de la de su amado hermano, éste no se atrevió a quitárselo de su dedo y lo enterró con él. Y así fue que los ángeles del Señor reconstruyeron su cuerpo cuando rescataron su alma del Infierno: con el anillo de Mary en su mano derecha.
cassandra_2010- En la puerta del infierno...
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Re: EL ANILLO DE MARY
Ay Cassandra que hermoso primer capitulo nos has regalado!!!
Me has hecho recrear cada parrafo, y llorar de emocion y tristeza....
demas esta decirte que espero la continuacion...te felicito.....
Bienvenida!!!
Me has hecho recrear cada parrafo, y llorar de emocion y tristeza....
demas esta decirte que espero la continuacion...te felicito.....
Bienvenida!!!
alewinchester- Moderador
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Re: EL ANILLO DE MARY
Amé éste fic!!
No sólo por la forma que tenés de expresarte, sino también por lo que decís de Dean.
En estos tiempos en que tanto lo juzgan por "tratar mal a Sammy", se necesitan de este tipo de cosas para que recuerden todo lo que hizo Dean por su hermanito.
Muchas gracias por compartirlo!!
Espero el próximo capítulo!
Besos!
No sólo por la forma que tenés de expresarte, sino también por lo que decís de Dean.
En estos tiempos en que tanto lo juzgan por "tratar mal a Sammy", se necesitan de este tipo de cosas para que recuerden todo lo que hizo Dean por su hermanito.
Muchas gracias por compartirlo!!
Espero el próximo capítulo!
Besos!
Re: EL ANILLO DE MARY
Bien Silvana!!!Me alegro un montón que hayas decidido empezar con éste,ya sabés que me encantó cuando lo leí(aunque no me acuerdo si te dejé coment )Creo que lo hice en el mail ¿lo leíste ya?
Bueno amiga,espero que pronto te animes a poner los otros que vos ya sabés que AMO y AMÉ y que pronto sigas posteando por acá!!!!
Me encanta como escribís,ya lo sabés!!!!!
Besotes!!! Ya puse capi 12 amigaaaa(te aviso porque sé que lo esperabas ansiosa!!!!)
Bueno amiga,espero que pronto te animes a poner los otros que vos ya sabés que AMO y AMÉ y que pronto sigas posteando por acá!!!!
Me encanta como escribís,ya lo sabés!!!!!
Besotes!!! Ya puse capi 12 amigaaaa(te aviso porque sé que lo esperabas ansiosa!!!!)
sammynanci- Hell´s Angel
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Re: EL ANILLO DE MARY
woowww...
impactante.
me encanto la forma de narrar. La narracion en tercera persona hace que el relato sea distinto entretenido, mirado desde lejos y permite muchas cosas. me parece exelente fic... quiero que continues... escribis muy bien.
Espero que lo sigas... realmente se ve interesantisimo.
un abrazo.
impactante.
me encanto la forma de narrar. La narracion en tercera persona hace que el relato sea distinto entretenido, mirado desde lejos y permite muchas cosas. me parece exelente fic... quiero que continues... escribis muy bien.
Espero que lo sigas... realmente se ve interesantisimo.
un abrazo.
lagringaneuquina- En la puerta del infierno...
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Re: EL ANILLO DE MARY
Muchas gracias a todas!!!!!! me siento intimidada por tanto comentario positivo! Y el peso de escribir un segundo capitulo que iguale al primero está pesando bastante. Les cuento que estoy trabajando en ello y una de las dudas era si seguía en tercera persona o cambiaba.... aún dudo... pero aprovecharé el finde para mejorar lo escrito y darle una continuidad a la historia.
Besotes a todas y gracias por la calidez.
Besotes a todas y gracias por la calidez.
cassandra_2010- En la puerta del infierno...
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Re: EL ANILLO DE MARY
Hola a todas!!! acá finalmente logré el segundo capi que quería... la verdad es que costó y además me queda en la cabeza eso de que "segundas partes nunca fueron buenas.", así que uds. dirán amigas....
Besos y acepto comentarios, críticas, sugerencias, etc.
Capítulo 2
Después de que los ángeles reconstruyeron el cuerpo de Dean, éste, ya de regreso a su vida cotidiana, trató de seguir haciendo lo que siempre había hecho: luchar contra el mal. Pero Sam, sin darse cuenta del engaño al que había sido sometido, y casi con seguridad a causa del dolor que sentía por haber perdido a su hermano, al único que lo había amado incondicionalmente durante toda su vida, había aceptado trabajar con Ruby, una demonio que lo había convencido de que matar a Lilith era un acto de justicia, cuando en realidad éste fue el último sello, el que desató el Apocalipsis, que había comenzado un poco por su culpa y otro poco por culpa de Dean, pero a la altura de los acontecimientos ya no importaba quién era más culpable, ambos lo eran, tal vez uno por exceso de orgullo y fortaleza, el otro por debilidad; tal vez ambos lo eran porque estaban enredados en una telaraña histórica que se remontaba a muchos siglos atrás, cuando ni ellos ni sus padres existían aún pero los planes ya habían sido trazados en el libro del destino. Lo que importaba era la lucha que debían pelear ahora, antes de que el Apocalipsis se produjera y el mundo se redujera a un montón de cenizas.
Dean había tratado de perdonar a Sam sin mucho éxito y éste había tratado de mostrar su voluntad de hacer bien las cosas esta vez, pero se les hacía bastante difícil. Trataron de trabajar juntos otra vez, haciendo caso omiso de los sentimientos de ambos, tratando de actuar como profesionales, pero la desconfianza de Dean hizo que optaran por una separación temporal, tal vez como modo de reparar las heridas; a pesar de ello Dean siguió llevando el anillo de Mary como prueba visible del amor por su familia, jamás se le ocurrió en realidad separarse definitivamente de Sam y éste así lo entendía también.
Conocía a su hermano mayor y sabía que haría lo que fuera para mantener unida a su familia, aunque esto significara rechazarlo a él al principio. Y si alguien dudaba de ello podía recordar que Dean había pactado con un demonio con tal de recuperar la vida de quién más amaba: Sam. Igual que Mary, quien había pactado con Ojos Amarillos para salvar la vida de quién más amaba: John. Sin importarles las consecuencias. A ninguno de los dos.
Cuando Zacarías lo transportó al futuro, logró sin proponérselo, que el costado protector y paternal de Dean, ese que había estado anestesiado por el dolor del engaño y la traición se despertara con todas sus fuerzas logrando lo que no había logrado la razón: que el hermano mayor trajera a su lado al menor para protegerlo, para cuidarlo, para evitar que eligiese un camino equivocado. Las cacerías juntos se reanudaron con un cierto desfasaje que poco a poco se fue reajustando. Sam exigiendo más espacio y más respeto, Dean cediendo en aras de la paz y del bienestar de la familia, como Mary había hecho.
Transcurrido un tiempo hallaron a un anticristo, un inocente niño con el que ambos se sintieron identificados, Sam por el poder que éste tenía y por haber sido él mismo un niño especial y Dean porque vio en el niño el peso de la responsabilidad a tan temprana edad, el mismo peso que había cargado él desde los cuatro años.
Y luego las cosas empezaron a encaminarse, Dean comenzó a sentirse cerca de su hermano otra vez, sentía que podía confiar en él y allí fue cuando se encontraron con un maldito brujo roba-años, Bobby se metió en el juego y perdió y Dean como siempre, salió al rescate de su familia, si, su familia, porque Bobby es su familia ahora junto a Sam; dio casi todos los años de su vida por el amigo moribundo, sin importarle que ahora era él el que estaba próximo a morir. Otra vez. Pero la diferencia fue que Sam no estaba dispuesto a perderlo de nuevo, no otra vez. Dean se tenía que quedar junto a él para luchar hasta el fin. O vencían o perecían. Y así fue que Dean Winchester supo que podía volver a confiar ciegamente en su hermano, que la confianza mutua había sido plenamente restaurada, que el amor de hermanos se mantenía intacto y así seguiría hicieran lo que hicieran Lucifer, Zacarías, Dios y quien fuera. Su familia estaba bien. Otra vez. Y él seguía usando el anillo de Mary, como su padre le había pedido, como él lo deseaba.
Pocos días después, habiendo dejado atrás el mal recuerdo de los días pasados, comenzaron a seguir unos augurios que Bobby había estado estudiando y llegaron a un pequeño pueblo cerca de la costa este. Allí había algo sobrenatural, y en ello coincidían no sólo Bobby sino la gente del pueblo, que hablaba de una presencia, de hechos extraños, de cosas inexplicables. Así que se pusieron a seguir indicios. La gente con los que hablaron apenas llegaron, coincidía en describir la presencia de un hombre llamativamente bien parecido que se aparecía en ciertos lugares del pueblo para luego desaparecer tan rápido como había aparecido. Luego, al parecer se les había aparecido a un grupo de jóvenes del pueblo cuando éstos se hallaban solos y alejados de otros seres humanos, nadie sabía lo que les había ocurrido entonces, pero a partir de ese momento, las víctimas, seis jóvenes de entre 18 y 25 años, luego de tan extraña visión, se habían recluido en sus hogares, se negaban a hablar con nadie y parecían aterrorizados de todo lo que los rodeaba.
Además de estos signos, Bobby había hallado anomalías meteorológicas (¡en mayo había comenzado a nevar!), señales de actividad sísmica en la zona y extrañas luces que los testigos describían como “ovnis”.
- Bueno, evidentemente esto es señal de presencia demoníaca, Dean- dijo Sam mientras bebían un café en un bar cercano a la oficina del comisario.
- Pues si, Sherlock, creo que has acertado. Lo único que no encaja es ese “hombre extraordinariamente guapo” que han visto esos chicos. Yo no había llegado al pueblo aún, hermano.
- ¡Idiota!
- ¡Perra!
De bastante buen humor los hermanos decidieron tratar de entrevistar a los jóvenes que habían visto al extraño visitante.
Besos y acepto comentarios, críticas, sugerencias, etc.
Capítulo 2
Después de que los ángeles reconstruyeron el cuerpo de Dean, éste, ya de regreso a su vida cotidiana, trató de seguir haciendo lo que siempre había hecho: luchar contra el mal. Pero Sam, sin darse cuenta del engaño al que había sido sometido, y casi con seguridad a causa del dolor que sentía por haber perdido a su hermano, al único que lo había amado incondicionalmente durante toda su vida, había aceptado trabajar con Ruby, una demonio que lo había convencido de que matar a Lilith era un acto de justicia, cuando en realidad éste fue el último sello, el que desató el Apocalipsis, que había comenzado un poco por su culpa y otro poco por culpa de Dean, pero a la altura de los acontecimientos ya no importaba quién era más culpable, ambos lo eran, tal vez uno por exceso de orgullo y fortaleza, el otro por debilidad; tal vez ambos lo eran porque estaban enredados en una telaraña histórica que se remontaba a muchos siglos atrás, cuando ni ellos ni sus padres existían aún pero los planes ya habían sido trazados en el libro del destino. Lo que importaba era la lucha que debían pelear ahora, antes de que el Apocalipsis se produjera y el mundo se redujera a un montón de cenizas.
Dean había tratado de perdonar a Sam sin mucho éxito y éste había tratado de mostrar su voluntad de hacer bien las cosas esta vez, pero se les hacía bastante difícil. Trataron de trabajar juntos otra vez, haciendo caso omiso de los sentimientos de ambos, tratando de actuar como profesionales, pero la desconfianza de Dean hizo que optaran por una separación temporal, tal vez como modo de reparar las heridas; a pesar de ello Dean siguió llevando el anillo de Mary como prueba visible del amor por su familia, jamás se le ocurrió en realidad separarse definitivamente de Sam y éste así lo entendía también.
Conocía a su hermano mayor y sabía que haría lo que fuera para mantener unida a su familia, aunque esto significara rechazarlo a él al principio. Y si alguien dudaba de ello podía recordar que Dean había pactado con un demonio con tal de recuperar la vida de quién más amaba: Sam. Igual que Mary, quien había pactado con Ojos Amarillos para salvar la vida de quién más amaba: John. Sin importarles las consecuencias. A ninguno de los dos.
Cuando Zacarías lo transportó al futuro, logró sin proponérselo, que el costado protector y paternal de Dean, ese que había estado anestesiado por el dolor del engaño y la traición se despertara con todas sus fuerzas logrando lo que no había logrado la razón: que el hermano mayor trajera a su lado al menor para protegerlo, para cuidarlo, para evitar que eligiese un camino equivocado. Las cacerías juntos se reanudaron con un cierto desfasaje que poco a poco se fue reajustando. Sam exigiendo más espacio y más respeto, Dean cediendo en aras de la paz y del bienestar de la familia, como Mary había hecho.
Transcurrido un tiempo hallaron a un anticristo, un inocente niño con el que ambos se sintieron identificados, Sam por el poder que éste tenía y por haber sido él mismo un niño especial y Dean porque vio en el niño el peso de la responsabilidad a tan temprana edad, el mismo peso que había cargado él desde los cuatro años.
Y luego las cosas empezaron a encaminarse, Dean comenzó a sentirse cerca de su hermano otra vez, sentía que podía confiar en él y allí fue cuando se encontraron con un maldito brujo roba-años, Bobby se metió en el juego y perdió y Dean como siempre, salió al rescate de su familia, si, su familia, porque Bobby es su familia ahora junto a Sam; dio casi todos los años de su vida por el amigo moribundo, sin importarle que ahora era él el que estaba próximo a morir. Otra vez. Pero la diferencia fue que Sam no estaba dispuesto a perderlo de nuevo, no otra vez. Dean se tenía que quedar junto a él para luchar hasta el fin. O vencían o perecían. Y así fue que Dean Winchester supo que podía volver a confiar ciegamente en su hermano, que la confianza mutua había sido plenamente restaurada, que el amor de hermanos se mantenía intacto y así seguiría hicieran lo que hicieran Lucifer, Zacarías, Dios y quien fuera. Su familia estaba bien. Otra vez. Y él seguía usando el anillo de Mary, como su padre le había pedido, como él lo deseaba.
Pocos días después, habiendo dejado atrás el mal recuerdo de los días pasados, comenzaron a seguir unos augurios que Bobby había estado estudiando y llegaron a un pequeño pueblo cerca de la costa este. Allí había algo sobrenatural, y en ello coincidían no sólo Bobby sino la gente del pueblo, que hablaba de una presencia, de hechos extraños, de cosas inexplicables. Así que se pusieron a seguir indicios. La gente con los que hablaron apenas llegaron, coincidía en describir la presencia de un hombre llamativamente bien parecido que se aparecía en ciertos lugares del pueblo para luego desaparecer tan rápido como había aparecido. Luego, al parecer se les había aparecido a un grupo de jóvenes del pueblo cuando éstos se hallaban solos y alejados de otros seres humanos, nadie sabía lo que les había ocurrido entonces, pero a partir de ese momento, las víctimas, seis jóvenes de entre 18 y 25 años, luego de tan extraña visión, se habían recluido en sus hogares, se negaban a hablar con nadie y parecían aterrorizados de todo lo que los rodeaba.
Además de estos signos, Bobby había hallado anomalías meteorológicas (¡en mayo había comenzado a nevar!), señales de actividad sísmica en la zona y extrañas luces que los testigos describían como “ovnis”.
- Bueno, evidentemente esto es señal de presencia demoníaca, Dean- dijo Sam mientras bebían un café en un bar cercano a la oficina del comisario.
- Pues si, Sherlock, creo que has acertado. Lo único que no encaja es ese “hombre extraordinariamente guapo” que han visto esos chicos. Yo no había llegado al pueblo aún, hermano.
- ¡Idiota!
- ¡Perra!
De bastante buen humor los hermanos decidieron tratar de entrevistar a los jóvenes que habían visto al extraño visitante.
cassandra_2010- En la puerta del infierno...
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Re: EL ANILLO DE MARY
Genial Cass!
Me encanta como "reescribís" la historia de los Winchis, y el punto de vista que le dás.
Espero saber qué pasa ahora con este nuevo personaje "extraordinariamente guapo"... Ya sé que estoy limada, pero me encanta pensar que sea Gerry Butler! jajajaja
Besos!!
Me encanta como "reescribís" la historia de los Winchis, y el punto de vista que le dás.
Espero saber qué pasa ahora con este nuevo personaje "extraordinariamente guapo"... Ya sé que estoy limada, pero me encanta pensar que sea Gerry Butler! jajajaja
Besos!!
Re: EL ANILLO DE MARY
Oh Dios Mari, ves a Gerry en todos lados!!!!
Magnifica continuación Cass, me encanta!!!
Magnifica continuación Cass, me encanta!!!
alewinchester- Moderador
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Re: EL ANILLO DE MARY
Buenass!!
sábado a la noche, tiempo de actualizar un poco... pero me tiene desconcentrada la marcha de la serie, lo cercano que está el final de la temporada y la cantidad de intrigas que nos plantea... por eso, un capi corto pero necesario para lo que viene.
Capítulo 3
El primer joven al que pudieron localizar les contó que unos días atrás su hermana regresaba de estudiar junto a unos compañeros cuando se encontraron con algo o alguien que por lo menos a ella la había asustado tanto que desde ese día no lograba articular palabra. Permanecía aterrada en su habitación, no quería hablar con nadie y tenía una curiosa marca en su antebrazo derecho que parecía haber sido hecha con fuego. Según pudieron luego ver nuestros chicos, era un símbolo que tenía más o menos forma de X un poco retorcida. Sam y Dean lograron convencer al chico de permitirles ver a la joven. Entraron a la habitación, todo permanecía a oscuras, la joven estaba en un rincón de su habitación, encogida, temblando, y cuando vio a Sam comenzó a gritar como una poseída.
- ¡Es el demonio! ¡Sáquenlo de aquí! ¡Vas a morir!
Como no lograron calmarla, Sam optó por salir rápidamente de la habitación, haciéndole un gesto a su hermano, que se quedó.
Una vez a solas con la chica, que ahora aparecía visiblemente calmada, Dean trató de interrogarla lo más delicadamente que pudo.
- ¿Por qué crees que Sam es el demonio? ¿Qué has visto? – le preguntó a la joven
- El es Lucifer, lo he visto en mis sueños primero y el ángel que nos habló hace unos días nos lo advirtió, nos dijo que Satanás iba a venir por nosotros y que debíamos matarlo. Por eso nos marcó con el sello de los que nos salvaremos. Nos dijo que el Apocalipsis había comenzado y que Lucifer debe morir a manos de uno de nosotros, los que llevamos el sello.
- Bueno, pues te aseguro que alguien te ha jugado una broma muy pesada, aquí no hay nada de eso y ese joven al que trataste de atacar es una buena persona.
- El ángel no se equivocó, te aseguro que Satanás tiene los días contados. ¡Uno de nosotros acabará con él! ¡Así está escrito!
La joven clavó sus ojos celestes en el rostro de Dean y le sostuvo la mirada. Unos segundos después, palideció como si hubiera visto un fantasma, comenzó a temblar nuevamente y antes de caer inconciente alcanzó a susurrar:
- ¡Tu eres el elegido! ¡En tus manos está el destino de la humanidad! ¡Tu poder es superior al nuestro!
Dean salió de allí mareado, confundido, con una fuerte sensación de que algo no estaba nada bien ni en su vida ni en la de Sam, que todo estaba más jodido de lo que siempre había estado, pero se calló y trató de ser objetivo y tomar esto como un trabajo más.
Decidió demorar su regreso al motel en donde se hospedaban, porque necesitaba pensar, necesitaba calmar esa sensación de ahogo que oprimía su pecho; se dirigió a un bar que había visto cuando entraron al pueblo, se sentó en un mesa alejada de la puerta y pidió una botella de licor. Comenzó a beber lentamente, pensando en cada una de las palabras que había dicho la joven, pensando en los últimos acontecimientos de sus vidas, de sus miserables vidas, sentía cómo la bebida le quemaba mientras la ingería, pero más le quemaban las heridas de su alma, el dolor que sentía por todo el peso que había caído sobre sus hombros y que desde la muerte de su padre no había hecho más que aumentar y aumentar. Iba por su segunda botella de licor cuando su móvil comenzó a sonar insistentemente: era Sam que trataba de localizarlo, preocupado por las horas de demora. Apagó el móvil con indiferencia. Últimamente sentía que no era tan importante como antes estar siempre disponible. Nada podía ya ser urgente. ¿Porqué esa condenada chica había dicho que él era el elegido? ¿qué demonios sabía ella sobre Miguel y el puto asunto de los ángeles? ¿Estaba Zacarías tras este asunto? Su mente estaba muy confundida para seguir un hilo lógico. Todo comenzaba a sentirse nublado, muy nublado…
- Dean!!! ¿Qué haces aquí? ¿Me quieres matar de un susto, hermano?
- Sam, ¿cómo me encontraste? Anda, ven, tómate un trago conmigo, hermanito.
- Creo que por hoy tu ya has bebido suficiente por los dos, y te aseguro que mañana lo vas a lamentar aún siendo tu, Dean. Vamos, ven es hora de dormir. Mañana me platicarás lo que ha sucedido.
- NO, Sam, no voy a ningún lado contigo, no puedo, no quiero estar cerca de ti, tendré que matarte y yo no quiero eso…no lo quiero hacer, Sammy, de verdad…
Para ese entonces, Dean miraba a su hermano con ojos llenos de lágrimas, y uniendo el dicho al hecho, se puso de pie para alejarse de allí, pero las piernas le fallaron, la bebida había hecho efecto y no pudo controlar su cuerpo. Afortunadamente, Sam estaba allí para cuidarlo, lo abrazó y fácilmente lo ayudó a entrar en el Impala. Condujo de regreso al motel y cuando entraron en la habitación lo ayudó a llegar a su cama. Lo normal hubiera sido que cayera en la más absoluta inconciencia, pero eso no era normal para Dean Winchester. No.
- Apenas me despierte, me voy a alejar de ti para siempre, Sam. Te aseguro que es lo mejor para todos. Pero antes voy a matar a esa perra santulona.
Sam no alcanzó a responderle. Mientras asimilaba las palabras que había emitido su hermano, éste se durmió. Así que Sam se dedicó a unir los pocos indicios que tenía hasta ese momento. Un grupo de jóvenes tienen una visión en un pequeño pueblo, son señalados, el símbolo evidentemente es enoquiano, lenguaje de ángeles, el tipo que se les presenta evidentemente es un ángel, entonces. Una joven que cree ver al demonio, Dean que quiere matarla, una ecuación bastante fácil: él estaba en peligro de ser asesinado por ser el recipiente de Lucifer. Eso era, por eso Dean estaba tan afectado. Bien, a la mañana siguiente, cuando se le pasara el efecto del alcohol, ambos planearían cómo solucionar esto. Por ahora se aseguró que su hermano descansara lo más confortablemente posible, dado su estado, lo oyó quejarse en sueños varias veces antes de caer él mismo dormido.
sábado a la noche, tiempo de actualizar un poco... pero me tiene desconcentrada la marcha de la serie, lo cercano que está el final de la temporada y la cantidad de intrigas que nos plantea... por eso, un capi corto pero necesario para lo que viene.
Capítulo 3
El primer joven al que pudieron localizar les contó que unos días atrás su hermana regresaba de estudiar junto a unos compañeros cuando se encontraron con algo o alguien que por lo menos a ella la había asustado tanto que desde ese día no lograba articular palabra. Permanecía aterrada en su habitación, no quería hablar con nadie y tenía una curiosa marca en su antebrazo derecho que parecía haber sido hecha con fuego. Según pudieron luego ver nuestros chicos, era un símbolo que tenía más o menos forma de X un poco retorcida. Sam y Dean lograron convencer al chico de permitirles ver a la joven. Entraron a la habitación, todo permanecía a oscuras, la joven estaba en un rincón de su habitación, encogida, temblando, y cuando vio a Sam comenzó a gritar como una poseída.
- ¡Es el demonio! ¡Sáquenlo de aquí! ¡Vas a morir!
Como no lograron calmarla, Sam optó por salir rápidamente de la habitación, haciéndole un gesto a su hermano, que se quedó.
Una vez a solas con la chica, que ahora aparecía visiblemente calmada, Dean trató de interrogarla lo más delicadamente que pudo.
- ¿Por qué crees que Sam es el demonio? ¿Qué has visto? – le preguntó a la joven
- El es Lucifer, lo he visto en mis sueños primero y el ángel que nos habló hace unos días nos lo advirtió, nos dijo que Satanás iba a venir por nosotros y que debíamos matarlo. Por eso nos marcó con el sello de los que nos salvaremos. Nos dijo que el Apocalipsis había comenzado y que Lucifer debe morir a manos de uno de nosotros, los que llevamos el sello.
- Bueno, pues te aseguro que alguien te ha jugado una broma muy pesada, aquí no hay nada de eso y ese joven al que trataste de atacar es una buena persona.
- El ángel no se equivocó, te aseguro que Satanás tiene los días contados. ¡Uno de nosotros acabará con él! ¡Así está escrito!
La joven clavó sus ojos celestes en el rostro de Dean y le sostuvo la mirada. Unos segundos después, palideció como si hubiera visto un fantasma, comenzó a temblar nuevamente y antes de caer inconciente alcanzó a susurrar:
- ¡Tu eres el elegido! ¡En tus manos está el destino de la humanidad! ¡Tu poder es superior al nuestro!
Dean salió de allí mareado, confundido, con una fuerte sensación de que algo no estaba nada bien ni en su vida ni en la de Sam, que todo estaba más jodido de lo que siempre había estado, pero se calló y trató de ser objetivo y tomar esto como un trabajo más.
Decidió demorar su regreso al motel en donde se hospedaban, porque necesitaba pensar, necesitaba calmar esa sensación de ahogo que oprimía su pecho; se dirigió a un bar que había visto cuando entraron al pueblo, se sentó en un mesa alejada de la puerta y pidió una botella de licor. Comenzó a beber lentamente, pensando en cada una de las palabras que había dicho la joven, pensando en los últimos acontecimientos de sus vidas, de sus miserables vidas, sentía cómo la bebida le quemaba mientras la ingería, pero más le quemaban las heridas de su alma, el dolor que sentía por todo el peso que había caído sobre sus hombros y que desde la muerte de su padre no había hecho más que aumentar y aumentar. Iba por su segunda botella de licor cuando su móvil comenzó a sonar insistentemente: era Sam que trataba de localizarlo, preocupado por las horas de demora. Apagó el móvil con indiferencia. Últimamente sentía que no era tan importante como antes estar siempre disponible. Nada podía ya ser urgente. ¿Porqué esa condenada chica había dicho que él era el elegido? ¿qué demonios sabía ella sobre Miguel y el puto asunto de los ángeles? ¿Estaba Zacarías tras este asunto? Su mente estaba muy confundida para seguir un hilo lógico. Todo comenzaba a sentirse nublado, muy nublado…
- Dean!!! ¿Qué haces aquí? ¿Me quieres matar de un susto, hermano?
- Sam, ¿cómo me encontraste? Anda, ven, tómate un trago conmigo, hermanito.
- Creo que por hoy tu ya has bebido suficiente por los dos, y te aseguro que mañana lo vas a lamentar aún siendo tu, Dean. Vamos, ven es hora de dormir. Mañana me platicarás lo que ha sucedido.
- NO, Sam, no voy a ningún lado contigo, no puedo, no quiero estar cerca de ti, tendré que matarte y yo no quiero eso…no lo quiero hacer, Sammy, de verdad…
Para ese entonces, Dean miraba a su hermano con ojos llenos de lágrimas, y uniendo el dicho al hecho, se puso de pie para alejarse de allí, pero las piernas le fallaron, la bebida había hecho efecto y no pudo controlar su cuerpo. Afortunadamente, Sam estaba allí para cuidarlo, lo abrazó y fácilmente lo ayudó a entrar en el Impala. Condujo de regreso al motel y cuando entraron en la habitación lo ayudó a llegar a su cama. Lo normal hubiera sido que cayera en la más absoluta inconciencia, pero eso no era normal para Dean Winchester. No.
- Apenas me despierte, me voy a alejar de ti para siempre, Sam. Te aseguro que es lo mejor para todos. Pero antes voy a matar a esa perra santulona.
Sam no alcanzó a responderle. Mientras asimilaba las palabras que había emitido su hermano, éste se durmió. Así que Sam se dedicó a unir los pocos indicios que tenía hasta ese momento. Un grupo de jóvenes tienen una visión en un pequeño pueblo, son señalados, el símbolo evidentemente es enoquiano, lenguaje de ángeles, el tipo que se les presenta evidentemente es un ángel, entonces. Una joven que cree ver al demonio, Dean que quiere matarla, una ecuación bastante fácil: él estaba en peligro de ser asesinado por ser el recipiente de Lucifer. Eso era, por eso Dean estaba tan afectado. Bien, a la mañana siguiente, cuando se le pasara el efecto del alcohol, ambos planearían cómo solucionar esto. Por ahora se aseguró que su hermano descansara lo más confortablemente posible, dado su estado, lo oyó quejarse en sueños varias veces antes de caer él mismo dormido.
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Re: EL ANILLO DE MARY
Creo que el capitulo del jueves nos dejo a todas en estado de shock!!!
Es muy linda tu prosa, me gusta mucho como escribis!!!
Capitulo 4 pronto!! jajaja
Es muy linda tu prosa, me gusta mucho como escribis!!!
Capitulo 4 pronto!! jajaja
alewinchester- Moderador
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Re: EL ANILLO DE MARY
Al igual que Ale, a mi también me gusta mucho como escribís, como describís los sentimientos y pensamientos de los Winchis.
Capi corto, sí, pero es verdad que entreabriste la puerta a algo mucho más grande!
Espero el próximo!! Beso!!
Capi corto, sí, pero es verdad que entreabriste la puerta a algo mucho más grande!
Espero el próximo!! Beso!!
Re: EL ANILLO DE MARY
Hola!!! Cómo serán los nervios que tengo que hoy a la tarde posteo el capi 4, lo previsualizo para ver si todo estaba ok y... me olvido de enviar... bueno, acá si, en serio acá va. Espero que a alguien le interese aún, porque con los nervios que nos hacen pasar los Winchis....
Capítulo 4
Tal como había predicho Sam la noche anterior el despertar de Dean no fue para nada apacible. Pero como todo un Winchester, no dijo nada. Sólo miró a Sam estoicamente y le pidió un café, ya que el menor se veía atareado en la cocina en ese momento. Sam le colocó junto a su taza de café dos aspirinas que el mayor ingirió con mirada agradecida.
- ¿Me vas a decir qué fue todo ese rollo de que me ibas a dejar porque no querías matarme? ¿De dónde has sacado eso otra vez, Dean?
- ¿Y le vas a hacer caso a las palabras de un borracho, hermano? No recuerdo qué dije, no se qué hice anoche, ¿ok? Y te agradecería que cambiáramos de tema- mintió el más grande de los Winchester.
El menor se dejó engañar. Por ahora era mejor no discutir con Dean, podía ser muy testarudo si se cabreaba. Les esperaba una ardua tarea a lo largo de ese día. Habían planeado visitar y hablar con los otros cinco “testigos” de la visita del ángel. Debían apresurarse si querían llegar a tiempo. Pero Dean no parecía dispuesto a moverse, siguió bebiendo su café, indiferente, como si no oyera a su hermano que le pedía que se apresurase.
- No voy a ningún lado, Sam. He terminado. Yo no voy a participar más en esta locura. Estoy agotado.
- Lo se, hermano, yo también estoy cansado, pero hay que seguir todas las pistas posibles que nos lleven a descubrir cómo acabar con Lucifer. Vamos, se que estás teniendo un mal día, pero…
- ¿Un mal día, Sammy? Vaya, estás subestimando el poder y la locura de estos ángeles. Como sea, no tengo ganas de hablar. Te sigo.
Aunque ambos sabían que la conversación había quedado pendiente, prefirieron dejarla así por el momento y avocarse a la investigación, que ya bastante abandonada la tenían.
La visita al segundo “elegido” se hizo prácticamente imposible, el mismo se encerró en la habitación en donde se refugiaba y desde allí comenzó a gritar lo mismo que la joven del día anterior, que había llegado Lucifer, que había que matarlo… lo único que no hizo fue decirle nada a Dean, lo cual comenzó a sorprender al interesado. La madre del joven les confirmó entre lágrimas que éste tenía, al igual que los otros jóvenes una marca en el antebrazo derecho, que en este caso la señora describió con forma de número siete sin el palito transversal y un poco abierto. Lo mismo sucedió con dos jóvenes hermanas que habían sido afectadas por la extraña aparición, lo único que variaba era la descripción de la marca que cada testigo portaba en su antebrazo derecho. Las de estas jóvenes tenían forma de un número 7 inclinado hacia la derecha y con un palito encima y de letra eme cursiva un poco agrandada respectivamente.
El quinto muchacho al contrario de los otros los recibió muy gentilmente, a ambos, cosa que sorprendió a Sam, que ya empezaba a acostumbrarse a ser visto como el diablo en persona. Este chico no se mostraba atemorizado, ni se negaba a hablar, por el contrario les contó a los hermanos con lujo de detalles su encuentro con un glorioso ser de luz, que les habló del mal que se estaba desparramando por el mundo, del inminente final del mismo y cómo ellos podían evitarlo hallando a Lucifer, que ya caminaba entre nosotros aquí en la tierra, y matándolo, lo cual harían si los seis elegidos se unían para atacar de la manera en que el ángel les indicaría más adelante. Los despidió tranquilamente y Sam y Dean se retiraron de su casa sin saber muy bien qué pensar. La marca en el antebrazo del chico tenía forma de ve corta con su pata derecha que parecía un número tres.
- Bueno, parece que definitivamente es un ángel lo que hay aquí. Esos son signos enoquianos, sin duda. – dijo Sam
- Sip, eso parece – respondió Dean mirando a su hermano con mirada dolorida a causa de la resaca que aún estaba pasando luego de la noche anterior.
- Dean, ¿qué te dijo la chica que viste ayer? ¿por qué juraste matarla?
- Ay, Sam, cuando tu empiezas con las preguntas… no se porqué, ya te lo dije, estaba ebrio, no recuerdo, déjame en paz.
Como la conversación no se prestaba a ser continuada, Sam, que con los años y la práctica había aprendido a retirarse a tiempo y a callarse cuando Dean no deseaba hablar de algo en especial, se calló y dejó que el mayor gruñendo aún, condujera el Impala hacia el hogar del último testigo de la aparición.
Aquí las cosas fueron de mal en peor: Sam ni siquiera pudo acercarse, el joven lo divisó y comenzó a gritar como un loco, prudentemente, el menor de los Winchester se quedó en el Impala y Dean se acercó a un hombre mayor, que luego se presentó como el padre del joven afectado y le pidió hablar con él. Viendo ya más tranquilo a su hijo, el anciano accedió. Dean se acercó, lo primero que vio fue la marca en el antebrazo del muchacho en forma de letra e mayúscula cursiva con la parte inferior un poco engrosada, trató de hablar con el chico, pero lo único que obtuvo fueron respuestas incoherentes, sin sentido, palabras sueltas, hasta que el adolescente pareció enfocarse, miró a los ojos a Dean y le dijo:
- ¡Tu eres el elegido!... Tienes que ayudarnos, tu eres quién nos dirá cómo unirnos para matar a Lucifer, sin ti no podemos hacer nad…
En ese momento el joven se interrumpió, mirando a Dean con ojos estupefactos, lo tomó de las manos, mirándolo con profunda tristeza y luego se dejó caer en un sillón cercano:
- Ya no está en tus manos la solución de este problema… Ya no puedes acabar con Lucifer... ¿qué has hecho? ¿qué has hecho?
Dean se retiró de la habitación del joven y saludando a su padre, que se había presentado por allí en ese momento, se dirigió al automóvil en donde esperaba su ansioso hermano menor.
- ¿Y bien? ¿Qué dijo?- inquirió Sam.
- Nada - gruñó Dean de muy mal humor.
- Bueno, Dean, hasta ahora te he soportado sin decir nada, pero ya basta de esta tontería. Cada vez que uno de estos chavales comienza a gritar que no quiere verme, tu hablas con ellos y te pones peor que mil demonios juntos, anda ya, no soy un niño, dime qué diablos está pasando aquí.
- Te digo que nada, Sam y cállate si no quieres regresar a pie al motel. Nos vamos de este condenado pueblo y no acepto réplicas.
- ¿Estás loco? ¿Abandonar un caso así a la mitad y sin resolver? ¿Cuándo has hecho tu eso?
- Pues desde ahora- respondió el mayor francamente encabronado.
El resto del camino lo hicieron en silencio. Ambos furiosos con el otro. Ambos deseando alejarse del otro para poder calmarse. Pero si Dean pensaba que al llegar al motel Sam iba a irse a algún lado, se equivocaba. Luego de la experiencia de la noche anterior, Sam no iba a perder de vista a su hermano. No cuando estaba así, tan furioso por algo que no alcanzaba aún a entender. Mientras Dean entraba al cuarto de baño, Sam tomó su móvil y llamó a Bobby, a quien puso al tanto de lo que estaba sucediendo.
- ¿Con quién hablabas?- inquirió Dean con cara de pocos amigos.
- Con Bobby, pensé que un poco de ayuda aquí no nos vendría mal, hermano.
- Me importa una mierda lo que diga Bobby, yo me largo y tu te vienes conmigo, ahora. Sin discusión.
- Dean, no tengo 10 años, deja de tratarme como a un niño. Dime que pasa, sino te juro que no me moveré de aquí hasta que lo hagas.
Como la cosa parecía ir en serio, Dean se sentó en su cama, respiró hondo para calmarse y trató de hablar en un tono neutral:
- La chica que vimos ayer me dijo que te iba a tener que matar, Sammy. Otra vez. ¿Entiendes? Otra vez alguien viene y me dice que tengo que matarte, ¿te das cuenta? Ya no lo soporto, ¿es que les gusta jugar con mis sentimientos? ¿crees que es fácil para mí pensar siquiera en hacerte daño, Sammy?
- Lo entiendo, Dean. Se lo que significa para ti porque yo estaba allí cuando papá te lo dijo y vi cómo quedaste. Destruido. Así estabas, hermano y la pasaste muy mal porque no quisiste decírmelo enseguida, ¿recuerdas? Bueno, me alegro que esta vez no te lo hayas guardado tanto tiempo, y la verdad es que el alcohol ayudó, ¿no? Por eso te emborrachaste… para poder decírmelo.
- No, me emborraché para poder olvidarlo, Sammy. Ya no soporto esta presión en mi mente. Esas palabras que me retumban en los oídos. Y después el último chico me dice que ya no puedo matar a Lucifer... o a su recipiente, lo que sea... y me pregunta como un loco qué he hecho. ¿Te das cuenta, Sammy? Pero si no he hecho nada, ese es justamente el problema.
- Mira, no se qué significa todo esto, Dean pero tenemos que quedarnos y averiguarlo. ¿Estás conmigo, hermano?
- Si, aunque la verdad preferiría estar de vacaciones en el mar… pero, vale, si, estoy contigo, hermano.
Antes de salir a comer, Sam envió un mail a Bobby con la descripción lo más exacta que pudo de los símbolos que portaban los testigos.
Lentamente, ambos hermanos se encaminaron hacia la salida del cuarto y se dirigieron a un restaurante cercano, para cenar mientras intercambiaban opiniones acerca de lo acontecido. Pidieron una cena liviana y la conversación giró sobre temas inespecíficos, tratando de quitarle tensión a los momentos vividos por los hermanos. Hasta que una llamada de Bobby interrumpió la pacífica velada. Aparentemente éste había logrado descifrar el significado de las marcas que portaban los seis jóvenes y requería que se reunieran urgentemente. Bobby estaría en el pueblo a la mañana siguiente bien temprano, así que con los nuevos planes, los hermanos optaron por irse a dormir temprano. Estaban por entrar al cuarto que ocupaban en ese motel cuando Dean le indicó a Sam que entrara porque él tenía algo que hacer. Otra vez el misterio. Otra vez esa actitud. ¿Qué podía ser lo que Dean quería hacer sin la presencia de su hermano?
Sam asintió con un gesto de fastidio y entró al cuarto con evidente mal humor. Dean se dirigió al bar en donde había estado la noche anterior y allí trató de hablar con el encargado del negocio. Ante la negativa de éste, regresó calladamente al motel y se acostó tratando de no despertar a su hermano.
Capítulo 4
Tal como había predicho Sam la noche anterior el despertar de Dean no fue para nada apacible. Pero como todo un Winchester, no dijo nada. Sólo miró a Sam estoicamente y le pidió un café, ya que el menor se veía atareado en la cocina en ese momento. Sam le colocó junto a su taza de café dos aspirinas que el mayor ingirió con mirada agradecida.
- ¿Me vas a decir qué fue todo ese rollo de que me ibas a dejar porque no querías matarme? ¿De dónde has sacado eso otra vez, Dean?
- ¿Y le vas a hacer caso a las palabras de un borracho, hermano? No recuerdo qué dije, no se qué hice anoche, ¿ok? Y te agradecería que cambiáramos de tema- mintió el más grande de los Winchester.
El menor se dejó engañar. Por ahora era mejor no discutir con Dean, podía ser muy testarudo si se cabreaba. Les esperaba una ardua tarea a lo largo de ese día. Habían planeado visitar y hablar con los otros cinco “testigos” de la visita del ángel. Debían apresurarse si querían llegar a tiempo. Pero Dean no parecía dispuesto a moverse, siguió bebiendo su café, indiferente, como si no oyera a su hermano que le pedía que se apresurase.
- No voy a ningún lado, Sam. He terminado. Yo no voy a participar más en esta locura. Estoy agotado.
- Lo se, hermano, yo también estoy cansado, pero hay que seguir todas las pistas posibles que nos lleven a descubrir cómo acabar con Lucifer. Vamos, se que estás teniendo un mal día, pero…
- ¿Un mal día, Sammy? Vaya, estás subestimando el poder y la locura de estos ángeles. Como sea, no tengo ganas de hablar. Te sigo.
Aunque ambos sabían que la conversación había quedado pendiente, prefirieron dejarla así por el momento y avocarse a la investigación, que ya bastante abandonada la tenían.
La visita al segundo “elegido” se hizo prácticamente imposible, el mismo se encerró en la habitación en donde se refugiaba y desde allí comenzó a gritar lo mismo que la joven del día anterior, que había llegado Lucifer, que había que matarlo… lo único que no hizo fue decirle nada a Dean, lo cual comenzó a sorprender al interesado. La madre del joven les confirmó entre lágrimas que éste tenía, al igual que los otros jóvenes una marca en el antebrazo derecho, que en este caso la señora describió con forma de número siete sin el palito transversal y un poco abierto. Lo mismo sucedió con dos jóvenes hermanas que habían sido afectadas por la extraña aparición, lo único que variaba era la descripción de la marca que cada testigo portaba en su antebrazo derecho. Las de estas jóvenes tenían forma de un número 7 inclinado hacia la derecha y con un palito encima y de letra eme cursiva un poco agrandada respectivamente.
El quinto muchacho al contrario de los otros los recibió muy gentilmente, a ambos, cosa que sorprendió a Sam, que ya empezaba a acostumbrarse a ser visto como el diablo en persona. Este chico no se mostraba atemorizado, ni se negaba a hablar, por el contrario les contó a los hermanos con lujo de detalles su encuentro con un glorioso ser de luz, que les habló del mal que se estaba desparramando por el mundo, del inminente final del mismo y cómo ellos podían evitarlo hallando a Lucifer, que ya caminaba entre nosotros aquí en la tierra, y matándolo, lo cual harían si los seis elegidos se unían para atacar de la manera en que el ángel les indicaría más adelante. Los despidió tranquilamente y Sam y Dean se retiraron de su casa sin saber muy bien qué pensar. La marca en el antebrazo del chico tenía forma de ve corta con su pata derecha que parecía un número tres.
- Bueno, parece que definitivamente es un ángel lo que hay aquí. Esos son signos enoquianos, sin duda. – dijo Sam
- Sip, eso parece – respondió Dean mirando a su hermano con mirada dolorida a causa de la resaca que aún estaba pasando luego de la noche anterior.
- Dean, ¿qué te dijo la chica que viste ayer? ¿por qué juraste matarla?
- Ay, Sam, cuando tu empiezas con las preguntas… no se porqué, ya te lo dije, estaba ebrio, no recuerdo, déjame en paz.
Como la conversación no se prestaba a ser continuada, Sam, que con los años y la práctica había aprendido a retirarse a tiempo y a callarse cuando Dean no deseaba hablar de algo en especial, se calló y dejó que el mayor gruñendo aún, condujera el Impala hacia el hogar del último testigo de la aparición.
Aquí las cosas fueron de mal en peor: Sam ni siquiera pudo acercarse, el joven lo divisó y comenzó a gritar como un loco, prudentemente, el menor de los Winchester se quedó en el Impala y Dean se acercó a un hombre mayor, que luego se presentó como el padre del joven afectado y le pidió hablar con él. Viendo ya más tranquilo a su hijo, el anciano accedió. Dean se acercó, lo primero que vio fue la marca en el antebrazo del muchacho en forma de letra e mayúscula cursiva con la parte inferior un poco engrosada, trató de hablar con el chico, pero lo único que obtuvo fueron respuestas incoherentes, sin sentido, palabras sueltas, hasta que el adolescente pareció enfocarse, miró a los ojos a Dean y le dijo:
- ¡Tu eres el elegido!... Tienes que ayudarnos, tu eres quién nos dirá cómo unirnos para matar a Lucifer, sin ti no podemos hacer nad…
En ese momento el joven se interrumpió, mirando a Dean con ojos estupefactos, lo tomó de las manos, mirándolo con profunda tristeza y luego se dejó caer en un sillón cercano:
- Ya no está en tus manos la solución de este problema… Ya no puedes acabar con Lucifer... ¿qué has hecho? ¿qué has hecho?
Dean se retiró de la habitación del joven y saludando a su padre, que se había presentado por allí en ese momento, se dirigió al automóvil en donde esperaba su ansioso hermano menor.
- ¿Y bien? ¿Qué dijo?- inquirió Sam.
- Nada - gruñó Dean de muy mal humor.
- Bueno, Dean, hasta ahora te he soportado sin decir nada, pero ya basta de esta tontería. Cada vez que uno de estos chavales comienza a gritar que no quiere verme, tu hablas con ellos y te pones peor que mil demonios juntos, anda ya, no soy un niño, dime qué diablos está pasando aquí.
- Te digo que nada, Sam y cállate si no quieres regresar a pie al motel. Nos vamos de este condenado pueblo y no acepto réplicas.
- ¿Estás loco? ¿Abandonar un caso así a la mitad y sin resolver? ¿Cuándo has hecho tu eso?
- Pues desde ahora- respondió el mayor francamente encabronado.
El resto del camino lo hicieron en silencio. Ambos furiosos con el otro. Ambos deseando alejarse del otro para poder calmarse. Pero si Dean pensaba que al llegar al motel Sam iba a irse a algún lado, se equivocaba. Luego de la experiencia de la noche anterior, Sam no iba a perder de vista a su hermano. No cuando estaba así, tan furioso por algo que no alcanzaba aún a entender. Mientras Dean entraba al cuarto de baño, Sam tomó su móvil y llamó a Bobby, a quien puso al tanto de lo que estaba sucediendo.
- ¿Con quién hablabas?- inquirió Dean con cara de pocos amigos.
- Con Bobby, pensé que un poco de ayuda aquí no nos vendría mal, hermano.
- Me importa una mierda lo que diga Bobby, yo me largo y tu te vienes conmigo, ahora. Sin discusión.
- Dean, no tengo 10 años, deja de tratarme como a un niño. Dime que pasa, sino te juro que no me moveré de aquí hasta que lo hagas.
Como la cosa parecía ir en serio, Dean se sentó en su cama, respiró hondo para calmarse y trató de hablar en un tono neutral:
- La chica que vimos ayer me dijo que te iba a tener que matar, Sammy. Otra vez. ¿Entiendes? Otra vez alguien viene y me dice que tengo que matarte, ¿te das cuenta? Ya no lo soporto, ¿es que les gusta jugar con mis sentimientos? ¿crees que es fácil para mí pensar siquiera en hacerte daño, Sammy?
- Lo entiendo, Dean. Se lo que significa para ti porque yo estaba allí cuando papá te lo dijo y vi cómo quedaste. Destruido. Así estabas, hermano y la pasaste muy mal porque no quisiste decírmelo enseguida, ¿recuerdas? Bueno, me alegro que esta vez no te lo hayas guardado tanto tiempo, y la verdad es que el alcohol ayudó, ¿no? Por eso te emborrachaste… para poder decírmelo.
- No, me emborraché para poder olvidarlo, Sammy. Ya no soporto esta presión en mi mente. Esas palabras que me retumban en los oídos. Y después el último chico me dice que ya no puedo matar a Lucifer... o a su recipiente, lo que sea... y me pregunta como un loco qué he hecho. ¿Te das cuenta, Sammy? Pero si no he hecho nada, ese es justamente el problema.
- Mira, no se qué significa todo esto, Dean pero tenemos que quedarnos y averiguarlo. ¿Estás conmigo, hermano?
- Si, aunque la verdad preferiría estar de vacaciones en el mar… pero, vale, si, estoy contigo, hermano.
Antes de salir a comer, Sam envió un mail a Bobby con la descripción lo más exacta que pudo de los símbolos que portaban los testigos.
Lentamente, ambos hermanos se encaminaron hacia la salida del cuarto y se dirigieron a un restaurante cercano, para cenar mientras intercambiaban opiniones acerca de lo acontecido. Pidieron una cena liviana y la conversación giró sobre temas inespecíficos, tratando de quitarle tensión a los momentos vividos por los hermanos. Hasta que una llamada de Bobby interrumpió la pacífica velada. Aparentemente éste había logrado descifrar el significado de las marcas que portaban los seis jóvenes y requería que se reunieran urgentemente. Bobby estaría en el pueblo a la mañana siguiente bien temprano, así que con los nuevos planes, los hermanos optaron por irse a dormir temprano. Estaban por entrar al cuarto que ocupaban en ese motel cuando Dean le indicó a Sam que entrara porque él tenía algo que hacer. Otra vez el misterio. Otra vez esa actitud. ¿Qué podía ser lo que Dean quería hacer sin la presencia de su hermano?
Sam asintió con un gesto de fastidio y entró al cuarto con evidente mal humor. Dean se dirigió al bar en donde había estado la noche anterior y allí trató de hablar con el encargado del negocio. Ante la negativa de éste, regresó calladamente al motel y se acostó tratando de no despertar a su hermano.
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Re: EL ANILLO DE MARY
Genial nena!! Me dejaste con toda la intriga!!
Quiero saber qué está planeando Dean! Casi como en la serie! jajajaja
Espero el próximo!! Besotes!
Quiero saber qué está planeando Dean! Casi como en la serie! jajajaja
Espero el próximo!! Besotes!
Re: EL ANILLO DE MARY
Ahhhhh!!! no podes dejarlo asi!!!
Como dijo Mari, estamos todas con el Jesus en la boca por Dean!!!
Pronto el proximo!
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alewinchester- Moderador
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Re: EL ANILLO DE MARY
Bueno, acá viene otro capi y como me inspiré tal vez esta noche otro más.... para amenizar la espera del 5 x18..
Ojalá les guste.
CAPÍTULO 5.
Aunque Sam no dormía decidió que encender la luz y hablar con Dean en ese momento iba a ser un suicidio social, así que se quedó muy quieto, simulando que dormía. Pero atento a cualquier sonido que pudiera delatar el estado en que estaba su hermano. Aparentemente, no estaba ebrio, sonaba muy preciso mientras se desvestía, no chocó con ningún mueble, así que habría que descartar el que hubiera salido para beber. Además no olía a bar… sí, Sam tenía un olfato muy fino y desde donde estaba habría podido oler el alcohol del aliento de su hermano si éste hubiera bebido. Llevaba toda su vida junto a él y esta vez no tenía ni idea de qué era lo que estaba sucediendo…el sueño lo venció mientras hacía todos estos razonamientos.
Al día siguiente, los despertó un fuerte golpe en la puerta. Eran cerca de las ocho. ¡Bobby! Habían olvidado que les había dicho que llegaba en la mañana. Dean saltó de su cama y con gesto adormilado abrió la puerta.
- ¡Buenos días princesas!- saludó Bobby con ironía.
- Bobby, lo siento olvidamos levantarnos a tiempo… ¡Sam! despierta – dijo Dean dirigiéndose a su hermano y sacudiéndolo.
- Bueno, aquí traje café así discutimos este asunto, ¿les parece?
- ¡Hola, Bobby! Vaya, ya estás aquí. ¡Fantástico!- dijo Sam con evidente alivio al ver al anciano y experimentado cazador acompañándolos.
Se vistieron rápidamente y se instalaron en la pequeña mesita que había en la habitación dispuestos a trabajar en lo que habían hallado. El clima parecía distendido, y ni Sam ni Dean mostraron nada de su anterior mal humor ante su amigo.
- Mientras venía hacia acá estuve oyendo el informe meteorológico, y predicen una ola de calor totalmente anormal para esta época del año. Y no se si tuvieron oportunidad, pero ¿han visto los reportes del tiempo durante la aparición de vuestro supuesto ángel? Totalmente loco. Tormentas eléctricas. Rayos. Hasta un pequeño terremoto que cesó de manera inexplicable.
- ¿Augurios demoníacos, Bobby? Pero nadie ha reportado posesiones, ni ojos negros, ni humo, ni nada que se le parezca.- respondió Sam inseguro.
- No lo se, chico, pero te digo que mi experiencia me dice que esos augurios sólo se producen cuando anda cerca un demonio y de bastante rango…
Dean palideció, dio un sorbo a su café y simuló estudiar los informes meteorológicos que había traído Bobby. El gesto no pasó desapercibido para su hermano, que trataba de atar cabos… ¿Estaría Dean cazando un demonio él sólo? ¿para qué? ¿por qué? o acaso… no, eso era imposible… ¿estaría tratando de hacer un trato con un demonio? ¿otra vez? NO, decididamente no...pero...
Bobby interrumpió las cavilaciones de Sam cuando mirándolo de forma inquisitiva le preguntó:
- Y vosotros, ¿que habéis descubierto acerca del ángel que visita el pueblo?
- Bueno- respondió Dean, - parece que es un ángel en verdad, los chicos no parecen estar mintiendo, los tatuajes de los que te hablamos son reales, y salvo que todos hayan visitado al mismo tatuador, creo que son genuinos. San cree que son símbolos enoquianos.
- Así es- confirmó Bobby.
- El problema es que se ponen como locos en cuanto me ven, ¿no es verdad, Dean?- arrojó Sam.
- No exageres, Sam. Sólo que parece que han quedado sensibilizados y creen ven en Sam al recipiente de Lucifer. Eso es todo.
- No me habían comentado nada de esto, chicos- dijo Bobby y comenzó a tomar apuntes en su cuaderno. – O sea que esos chicos saben de buena fuente que el Apocalipsis ha comenzado y que Sam es el recipiente de Lucifer, ¿o me equivoco?
- No, no te equivocas. Así es- le respondió Sam mirando de reojo a Dean.
- Bien, empecemos por el principio: los símbolos enoquianos que me han enviado por mail son seis: corresponden a seis letras de su alfabeto y me ha costado varias horas lograr armar el rompecabezas pero básicamente debemos leerlas como DARBSh, que se pronuncia dah-ray-bah-esh.
- ¿Y eso qué significa, Bobby?- preguntó con fastidio Dean.
- Pues si no me equivoco es parte de un ritual de obediencia a algo o a alguien. Significa literalmente: OBEDEZCO.
- ¿O sea que quien reúna esas letras o las pronuncie puede obtener la obediencia de alguien? - preguntó Sam dando un sorbo a su café.
- O puede que con esas letras tengan que obedecer a alguien…- respondió pensativamente Bobby.
Mientras los estudiosos del grupo arrojaban sus diversas hipótesis, Dean se había aproximado a la ventana y miraba distraídamente hacia la calle. Cuando se dio cuenta que los dos hombres lo miraban, se dirigió rápidamente hacia el baño, en donde se encerró y ya fuera de la vista de ellos se apoyó contra la puerta y respiró hondo para tratar de controlar el temblor de sus manos. Tardo varios minutos en lograrlo y tuvo que hacer su mayor esfuerzo para lograr poner su “cara de pocker” y así evitar que los cazadores le comenzaran a hacer preguntas.
- ¿Qué le pasa a tu hermano?- fue la primera pregunta de Bobby apenas Dean hubo entrado al baño.
- No lo se, Bobby, te juro que me gustaría saberlo pero no lo logro. Está de muy mal humor, hace dos noches lo encontré totalmente borracho en un bar, anoche salió y luego regresó calladamente. No quiere hablar conmigo y quería abandonar este caso.
- Bien, tendremos que averiguar qué le sucede, tal vez esté relacionado con ese ritual angelical o pseudo-angelical que ustedes han hallado.- respondió Bobby.
En ese momento sonó el celular de Sam y cuando éste respondió se quedó bastante asombrado. Cortó y lo primero que hizo fue golpear la puerta del baño para que Dean escuchara lo que tenía que decir. La cara de Sam era una mezcla de asombro y preocupación. Y aunque él lo iba a negar si alguien se lo preguntaba, también tenía miedo…
- Anoche alguien mató a Karen, la primera chica que entrevistamos. Fue estrangulada con las manos por alguien muy fuerte. No trató de defenderse. No hay signos de lucha ni de violencia. Me acaba de llamar el jefe de policía.
- Bueno, una puta menos en el mundo.- dijo Dean con indiferencia.
Bobby y Sam lo miraron con asombro. Esas no eran palabras que Dean dijera en un caso como este...
Tomaron el Impala y se dirigieron a la casa de la fallecida. El hermano de Karen los recibió bastante gentilmente y les permitió ingresar a la habitación de la chica; las falsas identificaciones del FBI seguían surtiendo efecto. Dean fue el primero en ingresar al cuarto y comenzó a mirar como si buscara algo, Bobby lo seguía con la vista, analizando cada acto del mayor de los Winchester. Tal como había dicho el jefe de policía, no había nada fuera de lugar, no había signos de lucha ni de violencia. Era como si ella se hubiese entregado a su asesino…pero, ¿por qué? Cuando se estaban por retirar, vieron en la ventana de la habitación un pequeño trazo de azufre, signo inequívoco de un demonio. Un demonio al que Karen se había entregado mansamente, ¿no había tenido miedo, no había tratado de luchar?
- Creo que es tiempo de ir a la morgue, Bobby.- sugirió Sam.
- Bien, ustedes vayan. Yo los esperaré en el motel. Estoy cansado.- dijo Dean provocando que ambos cazadores lo miraran inquisitivamente.
Pero no dijeron nada. Se encaminaron a la morgue y allí lograron examinar el cuerpo de la víctima. No había ningún signo demoníaco, la única cosa extraña era que el tatuaje se había comenzado a borrar lentamente.
Mientras Sam y Bobby trabajaban en el caso, Dean regresó al bar en donde había estado esa noche, miró largo rato a la gente que entraba y salía, como buscando un rostro familiar, luego se dirigió al callejón situado detrás del bar, caminó por allí unos minutos con gesto triste y adusto. Luego se dirigió a la casa de Karen, pero no entró. Sólo se aproximó y se quedó mirando, como si esperara a alguien o algo. Pasado un tiempo regresó al motel sabiendo que tendría que inventar una muy buena excusa para su comportamiento o enfrentar a su hermano y a Bobby y decirles la verdad.
Ojalá les guste.
CAPÍTULO 5.
Aunque Sam no dormía decidió que encender la luz y hablar con Dean en ese momento iba a ser un suicidio social, así que se quedó muy quieto, simulando que dormía. Pero atento a cualquier sonido que pudiera delatar el estado en que estaba su hermano. Aparentemente, no estaba ebrio, sonaba muy preciso mientras se desvestía, no chocó con ningún mueble, así que habría que descartar el que hubiera salido para beber. Además no olía a bar… sí, Sam tenía un olfato muy fino y desde donde estaba habría podido oler el alcohol del aliento de su hermano si éste hubiera bebido. Llevaba toda su vida junto a él y esta vez no tenía ni idea de qué era lo que estaba sucediendo…el sueño lo venció mientras hacía todos estos razonamientos.
Al día siguiente, los despertó un fuerte golpe en la puerta. Eran cerca de las ocho. ¡Bobby! Habían olvidado que les había dicho que llegaba en la mañana. Dean saltó de su cama y con gesto adormilado abrió la puerta.
- ¡Buenos días princesas!- saludó Bobby con ironía.
- Bobby, lo siento olvidamos levantarnos a tiempo… ¡Sam! despierta – dijo Dean dirigiéndose a su hermano y sacudiéndolo.
- Bueno, aquí traje café así discutimos este asunto, ¿les parece?
- ¡Hola, Bobby! Vaya, ya estás aquí. ¡Fantástico!- dijo Sam con evidente alivio al ver al anciano y experimentado cazador acompañándolos.
Se vistieron rápidamente y se instalaron en la pequeña mesita que había en la habitación dispuestos a trabajar en lo que habían hallado. El clima parecía distendido, y ni Sam ni Dean mostraron nada de su anterior mal humor ante su amigo.
- Mientras venía hacia acá estuve oyendo el informe meteorológico, y predicen una ola de calor totalmente anormal para esta época del año. Y no se si tuvieron oportunidad, pero ¿han visto los reportes del tiempo durante la aparición de vuestro supuesto ángel? Totalmente loco. Tormentas eléctricas. Rayos. Hasta un pequeño terremoto que cesó de manera inexplicable.
- ¿Augurios demoníacos, Bobby? Pero nadie ha reportado posesiones, ni ojos negros, ni humo, ni nada que se le parezca.- respondió Sam inseguro.
- No lo se, chico, pero te digo que mi experiencia me dice que esos augurios sólo se producen cuando anda cerca un demonio y de bastante rango…
Dean palideció, dio un sorbo a su café y simuló estudiar los informes meteorológicos que había traído Bobby. El gesto no pasó desapercibido para su hermano, que trataba de atar cabos… ¿Estaría Dean cazando un demonio él sólo? ¿para qué? ¿por qué? o acaso… no, eso era imposible… ¿estaría tratando de hacer un trato con un demonio? ¿otra vez? NO, decididamente no...pero...
Bobby interrumpió las cavilaciones de Sam cuando mirándolo de forma inquisitiva le preguntó:
- Y vosotros, ¿que habéis descubierto acerca del ángel que visita el pueblo?
- Bueno- respondió Dean, - parece que es un ángel en verdad, los chicos no parecen estar mintiendo, los tatuajes de los que te hablamos son reales, y salvo que todos hayan visitado al mismo tatuador, creo que son genuinos. San cree que son símbolos enoquianos.
- Así es- confirmó Bobby.
- El problema es que se ponen como locos en cuanto me ven, ¿no es verdad, Dean?- arrojó Sam.
- No exageres, Sam. Sólo que parece que han quedado sensibilizados y creen ven en Sam al recipiente de Lucifer. Eso es todo.
- No me habían comentado nada de esto, chicos- dijo Bobby y comenzó a tomar apuntes en su cuaderno. – O sea que esos chicos saben de buena fuente que el Apocalipsis ha comenzado y que Sam es el recipiente de Lucifer, ¿o me equivoco?
- No, no te equivocas. Así es- le respondió Sam mirando de reojo a Dean.
- Bien, empecemos por el principio: los símbolos enoquianos que me han enviado por mail son seis: corresponden a seis letras de su alfabeto y me ha costado varias horas lograr armar el rompecabezas pero básicamente debemos leerlas como DARBSh, que se pronuncia dah-ray-bah-esh.
- ¿Y eso qué significa, Bobby?- preguntó con fastidio Dean.
- Pues si no me equivoco es parte de un ritual de obediencia a algo o a alguien. Significa literalmente: OBEDEZCO.
- ¿O sea que quien reúna esas letras o las pronuncie puede obtener la obediencia de alguien? - preguntó Sam dando un sorbo a su café.
- O puede que con esas letras tengan que obedecer a alguien…- respondió pensativamente Bobby.
Mientras los estudiosos del grupo arrojaban sus diversas hipótesis, Dean se había aproximado a la ventana y miraba distraídamente hacia la calle. Cuando se dio cuenta que los dos hombres lo miraban, se dirigió rápidamente hacia el baño, en donde se encerró y ya fuera de la vista de ellos se apoyó contra la puerta y respiró hondo para tratar de controlar el temblor de sus manos. Tardo varios minutos en lograrlo y tuvo que hacer su mayor esfuerzo para lograr poner su “cara de pocker” y así evitar que los cazadores le comenzaran a hacer preguntas.
- ¿Qué le pasa a tu hermano?- fue la primera pregunta de Bobby apenas Dean hubo entrado al baño.
- No lo se, Bobby, te juro que me gustaría saberlo pero no lo logro. Está de muy mal humor, hace dos noches lo encontré totalmente borracho en un bar, anoche salió y luego regresó calladamente. No quiere hablar conmigo y quería abandonar este caso.
- Bien, tendremos que averiguar qué le sucede, tal vez esté relacionado con ese ritual angelical o pseudo-angelical que ustedes han hallado.- respondió Bobby.
En ese momento sonó el celular de Sam y cuando éste respondió se quedó bastante asombrado. Cortó y lo primero que hizo fue golpear la puerta del baño para que Dean escuchara lo que tenía que decir. La cara de Sam era una mezcla de asombro y preocupación. Y aunque él lo iba a negar si alguien se lo preguntaba, también tenía miedo…
- Anoche alguien mató a Karen, la primera chica que entrevistamos. Fue estrangulada con las manos por alguien muy fuerte. No trató de defenderse. No hay signos de lucha ni de violencia. Me acaba de llamar el jefe de policía.
- Bueno, una puta menos en el mundo.- dijo Dean con indiferencia.
Bobby y Sam lo miraron con asombro. Esas no eran palabras que Dean dijera en un caso como este...
Tomaron el Impala y se dirigieron a la casa de la fallecida. El hermano de Karen los recibió bastante gentilmente y les permitió ingresar a la habitación de la chica; las falsas identificaciones del FBI seguían surtiendo efecto. Dean fue el primero en ingresar al cuarto y comenzó a mirar como si buscara algo, Bobby lo seguía con la vista, analizando cada acto del mayor de los Winchester. Tal como había dicho el jefe de policía, no había nada fuera de lugar, no había signos de lucha ni de violencia. Era como si ella se hubiese entregado a su asesino…pero, ¿por qué? Cuando se estaban por retirar, vieron en la ventana de la habitación un pequeño trazo de azufre, signo inequívoco de un demonio. Un demonio al que Karen se había entregado mansamente, ¿no había tenido miedo, no había tratado de luchar?
- Creo que es tiempo de ir a la morgue, Bobby.- sugirió Sam.
- Bien, ustedes vayan. Yo los esperaré en el motel. Estoy cansado.- dijo Dean provocando que ambos cazadores lo miraran inquisitivamente.
Pero no dijeron nada. Se encaminaron a la morgue y allí lograron examinar el cuerpo de la víctima. No había ningún signo demoníaco, la única cosa extraña era que el tatuaje se había comenzado a borrar lentamente.
Mientras Sam y Bobby trabajaban en el caso, Dean regresó al bar en donde había estado esa noche, miró largo rato a la gente que entraba y salía, como buscando un rostro familiar, luego se dirigió al callejón situado detrás del bar, caminó por allí unos minutos con gesto triste y adusto. Luego se dirigió a la casa de Karen, pero no entró. Sólo se aproximó y se quedó mirando, como si esperara a alguien o algo. Pasado un tiempo regresó al motel sabiendo que tendría que inventar una muy buena excusa para su comportamiento o enfrentar a su hermano y a Bobby y decirles la verdad.
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Re: EL ANILLO DE MARY
En que anda metido Dean?, me pones mas nerviosa que Kripke!!!
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Re: EL ANILLO DE MARY
Buenasss! acá capi actualización, pero si no me apuro entre el capi que se emite esta noche, y lo que las amigas escriben en este foro, ya no va a ser original.....
Cuando Dean atravesó el umbral de la puerta de la habitación que ocupaban, se dio cuenta que estaban hablando de él, no sólo porque las miradas de ambos hombres se enfocaron inquisitivamente en él, sino porque cesó toda conversación, sin posibilidad de reanudarse. Obviamente, estaban esperando que él diera alguna clase de explicación.
- Vaya, chicos, me están poniendo nervioso. No se callen por mi, sigan con lo suyo. Yo me voy a tomar una cerveza. ¿Alguien quiere?- dijo Dean notando que la única respuesta era un absoluto silencio.
- Vamos, hijo, ¿vas a hablar o te tendremos que torturar para lograrlo?- inquirió Bobby irónicamente.
- Bueno, nada, es que estos putos ángeles me están volviendo loco… ¿quién los entiende? ¿Primero seleccionan a seis inocentes y luego comienzan a asesinarlos?
- A ver si entendí, hermano… ¿así que tu crees que esta chica murió a manos de un ángel?- respondió el menor.
- Pues claro, ¿qué coño pensabas tu Sammy? ¿ O es que creías que yo la había asesinado? Por favor. Se que pensaste eso esta mañana cuando recibiste la llamada telefónica, como yo salí anoche… has creído que era yo ¿no?
- Bue-bueno, Dean- tartamudeó el otro. – Es que tu estás tan extraño, hermano. No estarás pensando en hacer algo raro, ¿no?
- Algo raro como qué? ¿Es que crees que soy un adolescente rebelde? No estoy pensando nada, Sam. Sólo que necesito un poco más de espacio personal. Creo que pasamos demasiado tiempo juntos, eso es todo. Y estoy cansado. Te lo dije ya y te lo repito. No quiero cazar más. Pero eso lo discutiremos más adelante.
Bobby se había mantenido en silencio oyendo la conversación de los hermanos, analizando el lenguaje corporal de ambos y la verdad es que había sacado varias conclusiones interesantes. Pero decidió que no era momento para arrojarlas, sobre todo porque mientras oía a los chicos, notó que el tiempo había cambiado rápidamente y ahora negros nubarrones se cernían sobre el cielo del pueblecito. De la nada. De un segundo a otro. Y el instinto del viejo cazador le decía que había algo a punto de suceder allí.
- Siento interrumpir su sesión de terapia de pareja, chicos pero por si no lo han notado estamos en el medio de una sucesión de augurios, demoníacos o no pero augurios, así que si Dean cree que los ángeles van a matar a esos chicos, creo que es el momento. Sugiero que nos dividamos para cubrir más posibles víctimas.
- ¿Tu crees esa loca teoría de Dean, Bobby?- inquirió Sam.
- Mira, es lo único que tenemos hasta ahora, o si quieren podemos sentarnos a esperar el próximo suceso, pero creo que así tal vez podamos evitar una muerte más…
- Estoy de acuerdo con Bobby- dijo rápidamente Dean. –Y personalmente me ofrezco para proteger a las hermanitas que visitamos ayer. Como son dos, corren más peligro y además, me encantan las hermanas.
- Bien, Casanova, yo tomaré al jovenzuelo que visitaron ayer por la noche.
- Y yo iré a la casa del muchacho con la marca en forma de V corta, el que nos recibió bien a ambos, hermano, no quiero un escándalo en el pueblo por ser el demoníaco recipiente de Lucifer.- dijo Sam con amargura.
Hecho esto, los tres cazadores partieron hacia distintos lugares del pueblo, y allí esperaron
tratando de adivinar cuál sería el próximo paso del ser que estaba tras esos jóvenes. Las horas fueron pasando, la tormenta amainó, y el cielo se fue despejando hasta cubrirse totalmente de estrellas. Era una perfecta noche apacible. Nada hacía suponer que un ser maligno pudiera aparecerse por allí. Y tenían razón. Nada malvado se apareció. Pero si lo hizo otra vez el ángel (o el ente que parecía un ángel, según el punto de vista de quien opinara) y no donde estaban los cazadores, sino en una pequeña granja en donde una jovencita de dieciséis años dormía apaciblemente mientras sus padres habían salido a trabajar al campo. Nuestros héroes lo supieron porque al regresar al motel, cansados, con menos ideas que antes acerca de lo que estaba sucediendo, y buscando unas horas de sueño reparador, el conserje les comentó el hecho con gran asombro, pero convencido de que en su pueblo se estaba produciendo un milagro: la aparición de un ángel del Señor.
- Bien, creo que tomaré el Impala e iré a ver a esa niña- dijo Dean uniendo las palabras al acto.
- Pues no sueñes que te dejaré ir solo. Voy contigo y no trates de disuadirme.- agregó el más joven.
- Bien, si ahora quieres ser mi guardaespaldas, adelante, Sam.
- Lo siento, Dean pero creo que la idea de Sam es buena, y es más, voy yo también. Es necesario que vea con mis propios ojos lo sucedido, tal vez a vosotros se os esté escapando algo… no sería la primera vez- dijo Bobby y subió al Impala sin dejar que Dean pudiese opinar.
Cuando llegaron a la pequeña granja, reinaba gran confusión en ese lugar. La madre de la niña sollozaba angustiada en un rincón, los paramédicos trataban de atender a la jovencita, que presa de un desmayo yacía en una camilla. El único que parecía calmado era el padre, que oraba en voz baja tomando de la mano a su única hija. Bobby se acercó a ellos y comenzó a preguntar, mientras Dean conversaba con la madre y Sam se infiltró dentro de la casa para ver si hallaba algo que le indicase lo que estaba sucediendo. Una vez finalizada la investigación, los tres cazadores se reunieron en un bar y mientras comían unas hamburguesas y bebían unas cervezas intercambiaron datos e impresiones de los últimos acontecimientos.
- Bueno, creo que es un ángel. –dijo Sam convencido. – No he hallado signos demoníacos, nada de azufre en la escena, nada de nada.
- La madre de la niña no parece ocultar nada extraño, los vecinos opinan que es una familia muy normal, no hay nada raro con ellos, y el día de hoy era un día más en la vida de esa gente, los padres trabajan en la fábrica del pueblo en el turno nocturno desde hace dos años, la chica se queda sola todas las noches, nunca han tenido problemas hasta hoy, claro.
- Pues yo si he hallado algo: la niña tiene un tatuaje en su antebrazo derecho. – dijo Bobby con acento triunfante.
- Bueno pero eso ya lo sabíamos, Bobby. Es lo que hace el ángel para marcarlos.
- Sip, pero el tatuaje que tiene esta niña es igual al que tenía la joven fallecida. O sea que el ente sobrenatural que está haciendo esto necesita a seis personas con los tatuajes que os dije que significaban OBEDEZCO. Si falta uno de ellos, evidentemente el ritual que tenga pensado hacer no funcionará, por eso ha tomado a otra.
- Pero entonces el ángel o quien los marca no puede haber matado a Karen.- dijo Dean palideciendo. – Mi teoría se va por los caños…salvo que sea un ángel tan estúpido como para boicotearse a sí mismo. ¡Lo cual no es imposible.!
- Dean, déjate de bromas. Es obvio que no estamos lidiando con un ente sobrenatural sino con al menos dos. Y tal como les dije, chavales, esos augurios son signo de presencia demoníaca.- afirmó convencido Bobby.
- O pueden ser varios ángeles en conflicto entre ellos. Tal vez son ángeles que se han revelado y otros que son leales a Zacarías.- trató inútilmente Dean.
- Puedes creer lo que quieras, chico, pero te aseguro que aquí hay un demonio circulando y lo voy a hallar con tu ayuda o sin ella.- respondió cortante el viejo cazador. – Y ya que estamos conversando, te digo que no creas que me has engañado con tu tonta excusa de que estás cansado y de que no quieres cazar más… aquí hay algo más y ocultándolo sólo estás complicando las cosas. Sam y yo te podemos comprender, sea cual sea tu problema y te podemos ayudar. ¿O para qué demonios es la familia? ¿cuántas veces te lo he dicho? ¿Por qué siempre tienes que hacernos ver que tú no cometes errores? Eres humano, Dean. Déjate ayudar…
Dean debía reconocer que las palabras del cazador a quien consideraba casi su padre le habían calado hondo, sintió encogerse su corazón y deseó con todas sus fuerzas poder abrirse y contarles a ellos, a su familia, lo que había sucedido y lo que pensaba que podía suceder de allí en adelante. Pero sentía que si lo hacía, perdería parte del respeto y la confianza que ellos tenían en él, además, siempre podía pasar que pensaran que era un inútil, bueno para nada, incapaz de haber mantenido en su lugar algo tan simple y obvio. ¡Cómo no lo había visto antes!!! ¿Cómo no se dio cuenta a tiempo?
Sus cavilaciones fueron interrumpidas por su teléfono. Atendió. Era el jefe de policía. Había habido un intento de asesinato. Habían tratado de asesinar al quinto joven que habían visitado, el que había sido tan gentil con ambos hermanos. Pero estaba vivo, y lo más importante, pedía hablar con ellos. ¡Genial! Por fin parecía abrirse una brecha en todo este lío. Los tres hombres partieron raudamente a bordo del Impala hacia el hospital en donde se hallaba el joven.
Cuando Dean atravesó el umbral de la puerta de la habitación que ocupaban, se dio cuenta que estaban hablando de él, no sólo porque las miradas de ambos hombres se enfocaron inquisitivamente en él, sino porque cesó toda conversación, sin posibilidad de reanudarse. Obviamente, estaban esperando que él diera alguna clase de explicación.
- Vaya, chicos, me están poniendo nervioso. No se callen por mi, sigan con lo suyo. Yo me voy a tomar una cerveza. ¿Alguien quiere?- dijo Dean notando que la única respuesta era un absoluto silencio.
- Vamos, hijo, ¿vas a hablar o te tendremos que torturar para lograrlo?- inquirió Bobby irónicamente.
- Bueno, nada, es que estos putos ángeles me están volviendo loco… ¿quién los entiende? ¿Primero seleccionan a seis inocentes y luego comienzan a asesinarlos?
- A ver si entendí, hermano… ¿así que tu crees que esta chica murió a manos de un ángel?- respondió el menor.
- Pues claro, ¿qué coño pensabas tu Sammy? ¿ O es que creías que yo la había asesinado? Por favor. Se que pensaste eso esta mañana cuando recibiste la llamada telefónica, como yo salí anoche… has creído que era yo ¿no?
- Bue-bueno, Dean- tartamudeó el otro. – Es que tu estás tan extraño, hermano. No estarás pensando en hacer algo raro, ¿no?
- Algo raro como qué? ¿Es que crees que soy un adolescente rebelde? No estoy pensando nada, Sam. Sólo que necesito un poco más de espacio personal. Creo que pasamos demasiado tiempo juntos, eso es todo. Y estoy cansado. Te lo dije ya y te lo repito. No quiero cazar más. Pero eso lo discutiremos más adelante.
Bobby se había mantenido en silencio oyendo la conversación de los hermanos, analizando el lenguaje corporal de ambos y la verdad es que había sacado varias conclusiones interesantes. Pero decidió que no era momento para arrojarlas, sobre todo porque mientras oía a los chicos, notó que el tiempo había cambiado rápidamente y ahora negros nubarrones se cernían sobre el cielo del pueblecito. De la nada. De un segundo a otro. Y el instinto del viejo cazador le decía que había algo a punto de suceder allí.
- Siento interrumpir su sesión de terapia de pareja, chicos pero por si no lo han notado estamos en el medio de una sucesión de augurios, demoníacos o no pero augurios, así que si Dean cree que los ángeles van a matar a esos chicos, creo que es el momento. Sugiero que nos dividamos para cubrir más posibles víctimas.
- ¿Tu crees esa loca teoría de Dean, Bobby?- inquirió Sam.
- Mira, es lo único que tenemos hasta ahora, o si quieren podemos sentarnos a esperar el próximo suceso, pero creo que así tal vez podamos evitar una muerte más…
- Estoy de acuerdo con Bobby- dijo rápidamente Dean. –Y personalmente me ofrezco para proteger a las hermanitas que visitamos ayer. Como son dos, corren más peligro y además, me encantan las hermanas.
- Bien, Casanova, yo tomaré al jovenzuelo que visitaron ayer por la noche.
- Y yo iré a la casa del muchacho con la marca en forma de V corta, el que nos recibió bien a ambos, hermano, no quiero un escándalo en el pueblo por ser el demoníaco recipiente de Lucifer.- dijo Sam con amargura.
Hecho esto, los tres cazadores partieron hacia distintos lugares del pueblo, y allí esperaron
tratando de adivinar cuál sería el próximo paso del ser que estaba tras esos jóvenes. Las horas fueron pasando, la tormenta amainó, y el cielo se fue despejando hasta cubrirse totalmente de estrellas. Era una perfecta noche apacible. Nada hacía suponer que un ser maligno pudiera aparecerse por allí. Y tenían razón. Nada malvado se apareció. Pero si lo hizo otra vez el ángel (o el ente que parecía un ángel, según el punto de vista de quien opinara) y no donde estaban los cazadores, sino en una pequeña granja en donde una jovencita de dieciséis años dormía apaciblemente mientras sus padres habían salido a trabajar al campo. Nuestros héroes lo supieron porque al regresar al motel, cansados, con menos ideas que antes acerca de lo que estaba sucediendo, y buscando unas horas de sueño reparador, el conserje les comentó el hecho con gran asombro, pero convencido de que en su pueblo se estaba produciendo un milagro: la aparición de un ángel del Señor.
- Bien, creo que tomaré el Impala e iré a ver a esa niña- dijo Dean uniendo las palabras al acto.
- Pues no sueñes que te dejaré ir solo. Voy contigo y no trates de disuadirme.- agregó el más joven.
- Bien, si ahora quieres ser mi guardaespaldas, adelante, Sam.
- Lo siento, Dean pero creo que la idea de Sam es buena, y es más, voy yo también. Es necesario que vea con mis propios ojos lo sucedido, tal vez a vosotros se os esté escapando algo… no sería la primera vez- dijo Bobby y subió al Impala sin dejar que Dean pudiese opinar.
Cuando llegaron a la pequeña granja, reinaba gran confusión en ese lugar. La madre de la niña sollozaba angustiada en un rincón, los paramédicos trataban de atender a la jovencita, que presa de un desmayo yacía en una camilla. El único que parecía calmado era el padre, que oraba en voz baja tomando de la mano a su única hija. Bobby se acercó a ellos y comenzó a preguntar, mientras Dean conversaba con la madre y Sam se infiltró dentro de la casa para ver si hallaba algo que le indicase lo que estaba sucediendo. Una vez finalizada la investigación, los tres cazadores se reunieron en un bar y mientras comían unas hamburguesas y bebían unas cervezas intercambiaron datos e impresiones de los últimos acontecimientos.
- Bueno, creo que es un ángel. –dijo Sam convencido. – No he hallado signos demoníacos, nada de azufre en la escena, nada de nada.
- La madre de la niña no parece ocultar nada extraño, los vecinos opinan que es una familia muy normal, no hay nada raro con ellos, y el día de hoy era un día más en la vida de esa gente, los padres trabajan en la fábrica del pueblo en el turno nocturno desde hace dos años, la chica se queda sola todas las noches, nunca han tenido problemas hasta hoy, claro.
- Pues yo si he hallado algo: la niña tiene un tatuaje en su antebrazo derecho. – dijo Bobby con acento triunfante.
- Bueno pero eso ya lo sabíamos, Bobby. Es lo que hace el ángel para marcarlos.
- Sip, pero el tatuaje que tiene esta niña es igual al que tenía la joven fallecida. O sea que el ente sobrenatural que está haciendo esto necesita a seis personas con los tatuajes que os dije que significaban OBEDEZCO. Si falta uno de ellos, evidentemente el ritual que tenga pensado hacer no funcionará, por eso ha tomado a otra.
- Pero entonces el ángel o quien los marca no puede haber matado a Karen.- dijo Dean palideciendo. – Mi teoría se va por los caños…salvo que sea un ángel tan estúpido como para boicotearse a sí mismo. ¡Lo cual no es imposible.!
- Dean, déjate de bromas. Es obvio que no estamos lidiando con un ente sobrenatural sino con al menos dos. Y tal como les dije, chavales, esos augurios son signo de presencia demoníaca.- afirmó convencido Bobby.
- O pueden ser varios ángeles en conflicto entre ellos. Tal vez son ángeles que se han revelado y otros que son leales a Zacarías.- trató inútilmente Dean.
- Puedes creer lo que quieras, chico, pero te aseguro que aquí hay un demonio circulando y lo voy a hallar con tu ayuda o sin ella.- respondió cortante el viejo cazador. – Y ya que estamos conversando, te digo que no creas que me has engañado con tu tonta excusa de que estás cansado y de que no quieres cazar más… aquí hay algo más y ocultándolo sólo estás complicando las cosas. Sam y yo te podemos comprender, sea cual sea tu problema y te podemos ayudar. ¿O para qué demonios es la familia? ¿cuántas veces te lo he dicho? ¿Por qué siempre tienes que hacernos ver que tú no cometes errores? Eres humano, Dean. Déjate ayudar…
Dean debía reconocer que las palabras del cazador a quien consideraba casi su padre le habían calado hondo, sintió encogerse su corazón y deseó con todas sus fuerzas poder abrirse y contarles a ellos, a su familia, lo que había sucedido y lo que pensaba que podía suceder de allí en adelante. Pero sentía que si lo hacía, perdería parte del respeto y la confianza que ellos tenían en él, además, siempre podía pasar que pensaran que era un inútil, bueno para nada, incapaz de haber mantenido en su lugar algo tan simple y obvio. ¡Cómo no lo había visto antes!!! ¿Cómo no se dio cuenta a tiempo?
Sus cavilaciones fueron interrumpidas por su teléfono. Atendió. Era el jefe de policía. Había habido un intento de asesinato. Habían tratado de asesinar al quinto joven que habían visitado, el que había sido tan gentil con ambos hermanos. Pero estaba vivo, y lo más importante, pedía hablar con ellos. ¡Genial! Por fin parecía abrirse una brecha en todo este lío. Los tres hombres partieron raudamente a bordo del Impala hacia el hospital en donde se hallaba el joven.
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Re: EL ANILLO DE MARY
Nena!!
Buenísimos los dos capis!! No te comenté antes porque estuve enferma, asi que me acabo de leer los dos de corrido y me encantaron!!
Quiero que Dean hable!! O aunque sea que piense, así no se enteran Sam y Bobby, pero nosotras sí! jajajaja
Espero el próximo!!
Besos!
Buenísimos los dos capis!! No te comenté antes porque estuve enferma, asi que me acabo de leer los dos de corrido y me encantaron!!
Quiero que Dean hable!! O aunque sea que piense, así no se enteran Sam y Bobby, pero nosotras sí! jajajaja
Espero el próximo!!
Besos!
Re: EL ANILLO DE MARY
Por dios!!! no nos dejes con los nervios asi!!! no te alcanza con lo que nos hace Kripke??? jajajaja
Que se le escapó a Dean?, quiero saber, y como dice Mari, aunque sea en pensamiento!!!!
Espectacular!
Que se le escapó a Dean?, quiero saber, y como dice Mari, aunque sea en pensamiento!!!!
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Re: EL ANILLO DE MARY
Bueno... aquí un pequeño capi pero muy jugoso, si es que me entienden... y acá se empieza a develar el misterio... lo juro..
CAPÍTULO 7
Llegaron al hospital más rápidamente de lo que esperaban, pidieron hablar con el médico de Richard, el joven que casi había sido asesinado y descubrieron sorprendidos que no había sido un intento de asesinato violento, sino que el chico había ingerido veneno. Si. Veneno. Los médicos no sabían las circunstancias en que había bebido el mortal brebaje, pero les permitieron hablar brevemente con los visitantes. El chico yacía de espaldas, inconsciente, pero al reconocer a Sam y a Dean, se alegró sinceramente de verlos. Haciendo un esfuerzo se incorporó en su lecho y les contó lo que le había sucedido.
- Eran como las nueve de la noche y como había terminado de estudiar, decidí ir al bar del pueblo, ese que se encuentra cerca del Motel Esmeralda, a tomar una copa con unos amigos que aman jugar billar en ese lugar. Nada parecía presagiar lo que me sucedió después. Mientras esperaba que mi mejor amigo terminara un partido, me puse a tomar una copa y se me acercó una bella joven de largo cabello castaño, todo ondas, con unos ojos verdes increíbles, muy seductora. Se sentó en mi mesa y comenzamos a hablar. Me contó que estaba en el pueblo de paso, porque había venido a comprar unas antigüedades que su padre le había enviado a adquirir, ya que llevaba mucho tiempo tras ellas. También me dijo que había tenido suerte y había podido hacerse de lo que buscaba y a un precio de regalo. Así que me invitó una copa. Me pareció lo más natural del mundo. La chica tenía dinero y estaba feliz porque no había tenido que gastarlo todo en lo que le había encargado el padre. El cantinero trajo un trago de color verde esmeralda, me imaginé que era "el duende verde" ustedes saben, ajenjo. Lo bebimos, brindamos por nosotros y me comencé a sentir extrañamente liviano, como si pudiera volar.. pero pensé que era el famoso duende... dicen que cuando lo bebes no te das cuenta, crees que estás lúcido y en realidad ya estás borracho.
- ¿Qué pasó luego? – inquirió Sam mirando de reojo a su hermano que parecía estar teniendo un ataque de epilepsia por las caras que hacía.
- Pues, no me acuerdo. Creo que me debo haber desmayado, o algo así, y me desperté en el hospital.
- ¿Y la chica? ¿La viste otra vez? – preguntó Dean nerviosamente.
- Nop. Desapareció y mis amigos juran que no había nadie conmigo, que estaba bebiendo yo solo en una mesa.
No hubo tiempo de nada. Dean salió de la habitación murmurando un “Si será hija de puta” que les puso la piel de gallina a los dos cazadores que estaban en la habitación con Richard. Para cuando reaccionaron, el Impala se perdía en una nube de polvo rumbo a quien sabe dónde. Así que Sam se ocupó de procurarse un vehículo para él y Bobby.
- Y bien, ¿adónde hallamos a tu hermano?
- Creo que lo conozco lo suficiente, Bobby. Va a ir al bar en donde envenenaron a Richard y que no se si sabes que es el mismo bar en donde lo hallé bebiendo solo en una mesa hace tres días.
Mientras en el bar cerca del Motel Esmeralda
Dean entró sorpresivamente al antro y se encontró cara a cara con la bella joven, que paldeció. No hubo entre ellos intercambio de palabras. La chica corrió hacia el callejón y Dean la persiguió ágilmente. No pudo huir mucho, el rápido cazador la alcanzó y cuando lo hizo la miró a los ojos y le preguntó:
- ¿Por qué lo hiciste? ¿Quién te envía?
Por toda respuesta, la bella mujer comenzó a besar apasionadamente a Dean, pasó su mano por la nuca de él, acariciando su cabello y se hundió en un beso desesperado, profundo, apasionado al cual el rubio correspondió aunque muy dentro suyo no deseaba hacerlo. Luego siguieron unas caricias profundas en el pecho del hombre, que hicieron que Dean se encendiera cual tizón, y habiendo ya perdido por completo la facultad de razonar se entregó a la tarea de amar a esa extraña de labios de miel. Empujó bruscamente a la chica contra la pared, y se fundieron en un largo y apasionado beso, cuando Dean finalmente separó sus labios de los de la chica y sus ojos se volvieron a encontrar, fue ella la que lo hizo acercarse más y dejó que sus bocas se volvieran a juntar de nuevo. Tomándola en sus brazos, Dean se deshizo de la ropa de ella y con un rápido movimiento abrió sus vaqueros para poseer a aquella mujer que parecía embrujarle. Antes de que pudiera darse cuenta y gracias a la manera en que ella lo tocaba y lo excitaba, Dean se encontró teniendo un orgasmo explosivo como no había tenido hacía tiempo. Cerró sus ojos para recuperar fuerzas y disfrutar de ese momento posterior al sexo, bastante relajado. Ya habría tiempo para interrogar a esta misteriosa fémina. Pero cuando los abrió... la mujer había desaparecido o mejor dicho ¿había estado allí en realidad? ¿o había sido una especie de ensoñación erótica?
- ¡Qué vergüenza! Menos mal que Sam y Bobby no están aquí, sino no se qué les diría.... y estoy seguro de que si no me estoy volviendo loco y estoy alucinando, pasa muy cerca... esto no lo había visto nunca.- pensó el joven cazador.
Fue inútil que buscase rastro de la misteriosa mujer. Nada. Había desaparecido como si nunca hubiera estado allí. En ese momento oyó el motor de un vehículo que se acercaba, seguramente eran Sam y Bobby, así que sacudió su cabeza tratando de alejar de su mente los amargos pensamientos que se cruzaban por ella cual relámpagos en una noche tormentosa. Pero no podía lograrlo. No era tan fácil y la mirada inquisitiva de su hermano y del anciano cazador lo hacía sentirse vulnerable y transparente. Además de asqueado. Si. Sentía asco por lo que había pasado. Un asco que por momentos alcanzaba la náusea. Vio a Sam que se le acercaba pero no pudo evitarlo y comenzó a vomitar, luego sintió las manos fuertes de su hermano que lo sostenían y luego la nada, se desvaneció, la negrura se apoderó de su mente, todo se volvió confuso para luego apagarse.
Cuando comenzó a despertar oyó la voz familiar de Bobby que hablaba con alguien cuya voz no alcanzaba a distinguir. Los párpados le pesaban demasiado y no lograba abrirlos. Era como si despertara de la anestesia luego de una intervención quirúrgica.
- Esos demonios actúan así, ya lo sabemos, pero ¿para qué lo querían?- preguntaba Bobby.
- Pues creo que para usar su energía vital y su imagen, una forma de culpar a otro y despistar acerca de su verdadero propósito.- decía la voz desconocida.
Lentamente logró abrir los ojos, miró a las personas que estaban en la habitación.
- ¡Vaya, has despertado, bella durmiente!- dijo Bobby.
- Bobby, Cass, ¿qué pasó? ¿y Sam?- apremió Dean.
- Tranquilo, Dean. Te ha sido arrebatada tu energía vital. Estarás débil por un tiempo aún.- acotó Castiel.
- ¿qué? ¿era una strigha? ¿eso es lo que anda circulando en este pueblo? ¿o es un metamorfo?
- Nop.- emitió Bobby, tratando de no entrar en detalle, porque sabía perfectamente lo que sucedería al decirle a Dean de lo que se trataba.
- ¿qué diablos es? ¡Díganme! ¿O es que me toman por tonto?
- Bien, son succubi. Muchos de ellos. Apoyados por alguien más poderoso. ¿Conforme?- soltó Bobby de un tirón.
Dean sintió cómo el estómago le daba un vuelco, su corazón se aceleraba y la angustia le invadía todo su ser. Su mente viajó a muchos años atrás, cuando él tenía once años y acompañó a su padre en uno de sus viajes de caza...
CAPÍTULO 7
Llegaron al hospital más rápidamente de lo que esperaban, pidieron hablar con el médico de Richard, el joven que casi había sido asesinado y descubrieron sorprendidos que no había sido un intento de asesinato violento, sino que el chico había ingerido veneno. Si. Veneno. Los médicos no sabían las circunstancias en que había bebido el mortal brebaje, pero les permitieron hablar brevemente con los visitantes. El chico yacía de espaldas, inconsciente, pero al reconocer a Sam y a Dean, se alegró sinceramente de verlos. Haciendo un esfuerzo se incorporó en su lecho y les contó lo que le había sucedido.
- Eran como las nueve de la noche y como había terminado de estudiar, decidí ir al bar del pueblo, ese que se encuentra cerca del Motel Esmeralda, a tomar una copa con unos amigos que aman jugar billar en ese lugar. Nada parecía presagiar lo que me sucedió después. Mientras esperaba que mi mejor amigo terminara un partido, me puse a tomar una copa y se me acercó una bella joven de largo cabello castaño, todo ondas, con unos ojos verdes increíbles, muy seductora. Se sentó en mi mesa y comenzamos a hablar. Me contó que estaba en el pueblo de paso, porque había venido a comprar unas antigüedades que su padre le había enviado a adquirir, ya que llevaba mucho tiempo tras ellas. También me dijo que había tenido suerte y había podido hacerse de lo que buscaba y a un precio de regalo. Así que me invitó una copa. Me pareció lo más natural del mundo. La chica tenía dinero y estaba feliz porque no había tenido que gastarlo todo en lo que le había encargado el padre. El cantinero trajo un trago de color verde esmeralda, me imaginé que era "el duende verde" ustedes saben, ajenjo. Lo bebimos, brindamos por nosotros y me comencé a sentir extrañamente liviano, como si pudiera volar.. pero pensé que era el famoso duende... dicen que cuando lo bebes no te das cuenta, crees que estás lúcido y en realidad ya estás borracho.
- ¿Qué pasó luego? – inquirió Sam mirando de reojo a su hermano que parecía estar teniendo un ataque de epilepsia por las caras que hacía.
- Pues, no me acuerdo. Creo que me debo haber desmayado, o algo así, y me desperté en el hospital.
- ¿Y la chica? ¿La viste otra vez? – preguntó Dean nerviosamente.
- Nop. Desapareció y mis amigos juran que no había nadie conmigo, que estaba bebiendo yo solo en una mesa.
No hubo tiempo de nada. Dean salió de la habitación murmurando un “Si será hija de puta” que les puso la piel de gallina a los dos cazadores que estaban en la habitación con Richard. Para cuando reaccionaron, el Impala se perdía en una nube de polvo rumbo a quien sabe dónde. Así que Sam se ocupó de procurarse un vehículo para él y Bobby.
- Y bien, ¿adónde hallamos a tu hermano?
- Creo que lo conozco lo suficiente, Bobby. Va a ir al bar en donde envenenaron a Richard y que no se si sabes que es el mismo bar en donde lo hallé bebiendo solo en una mesa hace tres días.
Mientras en el bar cerca del Motel Esmeralda
Dean entró sorpresivamente al antro y se encontró cara a cara con la bella joven, que paldeció. No hubo entre ellos intercambio de palabras. La chica corrió hacia el callejón y Dean la persiguió ágilmente. No pudo huir mucho, el rápido cazador la alcanzó y cuando lo hizo la miró a los ojos y le preguntó:
- ¿Por qué lo hiciste? ¿Quién te envía?
Por toda respuesta, la bella mujer comenzó a besar apasionadamente a Dean, pasó su mano por la nuca de él, acariciando su cabello y se hundió en un beso desesperado, profundo, apasionado al cual el rubio correspondió aunque muy dentro suyo no deseaba hacerlo. Luego siguieron unas caricias profundas en el pecho del hombre, que hicieron que Dean se encendiera cual tizón, y habiendo ya perdido por completo la facultad de razonar se entregó a la tarea de amar a esa extraña de labios de miel. Empujó bruscamente a la chica contra la pared, y se fundieron en un largo y apasionado beso, cuando Dean finalmente separó sus labios de los de la chica y sus ojos se volvieron a encontrar, fue ella la que lo hizo acercarse más y dejó que sus bocas se volvieran a juntar de nuevo. Tomándola en sus brazos, Dean se deshizo de la ropa de ella y con un rápido movimiento abrió sus vaqueros para poseer a aquella mujer que parecía embrujarle. Antes de que pudiera darse cuenta y gracias a la manera en que ella lo tocaba y lo excitaba, Dean se encontró teniendo un orgasmo explosivo como no había tenido hacía tiempo. Cerró sus ojos para recuperar fuerzas y disfrutar de ese momento posterior al sexo, bastante relajado. Ya habría tiempo para interrogar a esta misteriosa fémina. Pero cuando los abrió... la mujer había desaparecido o mejor dicho ¿había estado allí en realidad? ¿o había sido una especie de ensoñación erótica?
- ¡Qué vergüenza! Menos mal que Sam y Bobby no están aquí, sino no se qué les diría.... y estoy seguro de que si no me estoy volviendo loco y estoy alucinando, pasa muy cerca... esto no lo había visto nunca.- pensó el joven cazador.
Fue inútil que buscase rastro de la misteriosa mujer. Nada. Había desaparecido como si nunca hubiera estado allí. En ese momento oyó el motor de un vehículo que se acercaba, seguramente eran Sam y Bobby, así que sacudió su cabeza tratando de alejar de su mente los amargos pensamientos que se cruzaban por ella cual relámpagos en una noche tormentosa. Pero no podía lograrlo. No era tan fácil y la mirada inquisitiva de su hermano y del anciano cazador lo hacía sentirse vulnerable y transparente. Además de asqueado. Si. Sentía asco por lo que había pasado. Un asco que por momentos alcanzaba la náusea. Vio a Sam que se le acercaba pero no pudo evitarlo y comenzó a vomitar, luego sintió las manos fuertes de su hermano que lo sostenían y luego la nada, se desvaneció, la negrura se apoderó de su mente, todo se volvió confuso para luego apagarse.
Cuando comenzó a despertar oyó la voz familiar de Bobby que hablaba con alguien cuya voz no alcanzaba a distinguir. Los párpados le pesaban demasiado y no lograba abrirlos. Era como si despertara de la anestesia luego de una intervención quirúrgica.
- Esos demonios actúan así, ya lo sabemos, pero ¿para qué lo querían?- preguntaba Bobby.
- Pues creo que para usar su energía vital y su imagen, una forma de culpar a otro y despistar acerca de su verdadero propósito.- decía la voz desconocida.
Lentamente logró abrir los ojos, miró a las personas que estaban en la habitación.
- ¡Vaya, has despertado, bella durmiente!- dijo Bobby.
- Bobby, Cass, ¿qué pasó? ¿y Sam?- apremió Dean.
- Tranquilo, Dean. Te ha sido arrebatada tu energía vital. Estarás débil por un tiempo aún.- acotó Castiel.
- ¿qué? ¿era una strigha? ¿eso es lo que anda circulando en este pueblo? ¿o es un metamorfo?
- Nop.- emitió Bobby, tratando de no entrar en detalle, porque sabía perfectamente lo que sucedería al decirle a Dean de lo que se trataba.
- ¿qué diablos es? ¡Díganme! ¿O es que me toman por tonto?
- Bien, son succubi. Muchos de ellos. Apoyados por alguien más poderoso. ¿Conforme?- soltó Bobby de un tirón.
Dean sintió cómo el estómago le daba un vuelco, su corazón se aceleraba y la angustia le invadía todo su ser. Su mente viajó a muchos años atrás, cuando él tenía once años y acompañó a su padre en uno de sus viajes de caza...
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Re: EL ANILLO DE MARY
Buenísimo este capi! Tuve la sensación de que era un spin-off del de Xime! jajajaja
Espero el próximo para ver como sigue!
Besotes!!
Espero el próximo para ver como sigue!
Besotes!!
Re: EL ANILLO DE MARY
Hola a todos!!!! acá vengo con otro capi. Por más que me gustaría mantener el secreto unos capis más, creo que ya en el próximo se devela todo lo que está pasando.
Por otra parte, deseo aclarar que aunque el fic de Xime está buenísimo (acordate que me toca a mi, Xime!!!) no saqué la idea de Dean teniendo sexo de ese fic sino del comic Rising son. Allí está contada la historia que cuento acerca de John en este capi... jejejeje aproveché la idea.....es que ya no se que hacer para hacerlas sufrir.... muajajajajajaa
CAPÍTULO 7
Esa noche había sido especialmente larga para Dean. Había tenido que cuidar de Sammy en un sucio cuarto de motel mientras su padre iba a ver a un tal Eddie, que él decía era pariente de su madre. Sam había estado más caprichoso que de costumbre, le había sido difícil hacerlo dormir y él se sentía más solo y angustiado que nunca, porque veía que su padre estaba actuando demasiado raro. Cuando regresó, ya entrada la noche, olía a alcohol y a sangre. Sus manos temblaban ligeramente y apenas entró al cuarto le ordenó secamente:
- Levanta a tu hermano, vístelo y métanse en el Impala. Nos largamos de este pueblo. ¡Ahora, Dean!
El primogénito de John no se hizo repetir la orden y con gran dificultad porque el más pequeño dormía como un tronco, lo vistió y lo trasladó al automóvil, luego ayudó a su padre con los bolsos y finalmente se sentó en el asiento trasero del vehículo y acomodó en su regazo la cabeza de su hermanito que se apoyó confiadamente en el mayor. La mirada de John Winchester era de hielo. Condujo el automóvil como si el mismísimo demonio lo persiguiera y contrariamente a lo que dijo, en vez de salir del pueblo, se desvió hacia la casa de Eddie. Descendió del vehículo y entró. Pocos minutos después salió más serio que nunca y con la cazadora manchada de sangre. Nunca habló de ese acontecimiento hasta muchos años después, cuando Sam ya estaba en la universidad.
Una de esas noches en que él y Dean compartían un momento de intimidad y un tequila le contó que lo que se había encontrado en ese pueblo eran súcubos. Le dijo que eran una clase de demonio que asumen forma humana, de cualquier humano o de alguien que la víctima recuerda (por ejemplo algún familiar muerto) o que tiene como ideal de pareja. Por eso cada uno los ve de distintas formas y son tan difíciles de descubrir. Por otro lado, una vez que conectan con el elegido de turno, hacen el amor con él u obtienen algún tipo de proximidad que les permite absorber la energía vital de la víctima. De eso se alimentan. Y generalmente los acompaña un demonio de más categoría que no busca alimentarse sino obtener algo más, un alma, un trato, un objeto preciado.
Dean volvió lentamente a la realidad, alejando de su cabeza los recuerdos de épocas difíciles. Se concentró en la situación actual.
- ¿Dónde está Sam?- repitió. – Los súcubos atacaron a papá cuando ese demonio iba tras Sam, y tu lo sabes, Bobby. ¡Tengo que protegerlo!
Trató de incorporarse pero no pudo hacerlo, su cuerpo no le respondió y cayó pesadamente sobre la cama mirando angustiado a sus amigos. Necesitaba saber que Sam estaba bien.
- Ha ido tras el súcubo, como ya te imaginarás.- le dijo el cazador.
- ¡Diablos, Bobby! ¿y tu lo dejaste ir? ¡Se supone que cuando yo no estoy tu tienes que proteger a Sammy!
- Me parece que tu hermano está bastante crecidito ya, no puedo perseguirlo por todas partes como si se tratase de un niño, Dean.
- Dean, tu hermano es inmune a los encantos de esos demonios, no te olvides lo que él les puede hacer a ellos.- agregó el ángel.
- Precisamente, eso es lo que me preocupa. ¿y si cae otra vez y bebe sangre de demonio?
El cazador y el ángel se miraron dubitativamente. Dean tenía razón, era una posibilidad.
Con gran esfuerzo Dean se puso de pie ayudado por Castiel y luego emprendieron la búsqueda del menor de los Winchester. No era tarea fácil. No había ni rastro de él ni de los súcubos ni del ángel que se apareció en el pueblo.
En las afueras del pueblo.
Sam había emprendido la búsqueda del asqueroso ser que había intentado acabar con la vida de su hermano. Antes había consultado en internet lo que había podido y creía estar tras la pista correcta, pero no estaba seguro. Al principio no había hallado nada que le indicase dónde hallar a los demonios pero luego analizando su modus operandi no tardó en concluir que atacarían otra vez en el bar, por lo que optó por esperarlos en las cercanías de ese lugar.
Vio llegar a una bella mujer y supo que se trataba de ella, unos minutos después la demonio se dirigió a un parroquiano que bebía una cerveza tranquilamente sentado en la barra del bar, comenzó a hablar y pocos minutos después la mujer salió del local seguida por el sujeto. Sam vio como hacían el amor en el callejón, y también vio cómo caía desvanecida luego la pobre víctima. Al parecer no estaba muerto, el ente se había limitado a absorber energía pero no lo había matado, por eso era que no se delataban. No había muertes y las víctimas creían haber sido presas de una gran borrachera.
Le fue fácil seguirla hasta una vieja granja en ruinas en las afueras del pueblo. Aunque Sam sabía que se iba a arrepentir de ello, decidió actuar sin esperar apoyo. Aunque tuvo la precaución de enviar un mensaje de texto a Bobby.
Entró en la granja sabiendo que lo superaban en número. Y lo peor fue que todos los súcubos tomaron la forma de su novia muerta, Jessica; tal y como le había sucedido a su padre veinte años antes, cuando él era un crío que dormía en el regazo de Dean. John había tenido que soportar ver a diez Marys que le suplicaban clemencia y luego había tenido que sacar fuerzas de flaqueza y acabar con los malditos aunque a sus ojos era acabar otra vez con la vida de la mujer que amaba. Lo mismo hizo Sam sin conocer aún la historia que su hermano oportunamente le relataría. Por eso el mayor siempre afirmaba que él y su padre se parecían tanto como dos gotas de agua.
Todo el lugar apestaba a sangre de demonio y Sam tuvo que reconocer que sintió el aguijón del deseo pero cerró los ojos y pensó que su hermano lo necesitaba, que los otros hombres y la gente del pueblo estaban a merced del mal y él era el único que podía hacer algo en ese momento. Acabó con los súcubos aunque terminó bastante malherido. Oyó un vehículo y pensó que sus amigos venían a ayudarle. Y no se equivocaba, pero éstos estaban aún bastante lejos y no tenían la ubicación exacta…y Sam no esperaba la visita que estaba a punto de tener.
- Veo que has acabado con mis leales empleados. Voy a tener que liberar a más de ellos. Siempre nos has causado problemas, Sam Winchester, desde que eras un crío. Pero eso está a punto de acabarse. Pronto Lucifer te vestirá y será el señor de este mundo. Todo gracias a ti y al inepto de tu hermano.
- ¿quién eres? ¿qué es lo que quieres de nosotros?- inquirió valientemente Sam.
- Soy uno de los asistentes principales del Maestro, de Lucifer y he venido a preparar el camino a mi señor. Pensé que sería más difícil pero gracias a la ineptitud de tu hermano, me ha sido todo muy fácil. Lo único que podía impedir que Lucifer camine para siempre en este mundo se ha perdido y vosotros no seréis capaces de hallarlo.
- ¿De qué hablas?
- ¿No lo sabes aún? ¡Vaya, debes decirle a tu hermanito que deje de tener secretos contigo! Ahora voy a acabar con esos estúpidos enviados de los ángeles ¡y tu serás el responsable de sus muertes, Sam Winchester!!
- ¡No te saldrás con la tuya! ¡Lucifer jamás me poseerá!- gritó Sam.
Pero era inútil, el demonio se había esfumado y sus amigos estaban llegando. Cuando entraron a la granja, miraron con ojos espantados a Sam, parado en medio de todos esos cuerpos mutilados pero enseguida se pusieron a trabajar: Bobby y Castiel trataron de eliminar los restos de la lucha y Dean ayudó a Sam a subir al Impala.
Una hora después mientras Bobby investigaba los últimos sucesos junto a Castiel, Sam ayudado por su hermano se cosía una gran cortada que tenía en su costado. Dean lo miraba en silencio, y en un momento sonrió para sí, gesto que no pasó desapercibido para el menor.
- ¿de qué te ríes?
- - No me río, sonrío por que me acuerdo del miedo que le tenías a las agujas cuando eras pequeño. ¡Lo que me costó hacerte entender que era sólo un pequeño pinchazo que no dañaba! Y mírate ahora, te coses tu sólo…
- Sip, fue gracias a ti que le perdí el miedo a las agujas y a la sangre. Pero veo que tu no le has perdido el miedo a contarme tus cosas, Dean. ¿Qué me ocultas?
- ¿Qué? No te oculto nada, ¡estás loco, Sam!
- No es lo que me dijo el demonio que se entrevistó conmigo justo antes de que ustedes llegaran.
- Los demonios dicen cosas que no son ciertas y lo sabes, Sam.- dijo Dean dando un gran sorbo a la botella de ron que tenía en las manos en ese momento.
- No siempre es así hermano, y en este caso estoy seguro de que el demonio no mentía.
- Me voy, necesito tiempo para mi solo. No aguanto estas cabronadas.
Y Dean abandonó la habitación dando un portazo.
Por otra parte, deseo aclarar que aunque el fic de Xime está buenísimo (acordate que me toca a mi, Xime!!!) no saqué la idea de Dean teniendo sexo de ese fic sino del comic Rising son. Allí está contada la historia que cuento acerca de John en este capi... jejejeje aproveché la idea.....es que ya no se que hacer para hacerlas sufrir.... muajajajajajaa
CAPÍTULO 7
Esa noche había sido especialmente larga para Dean. Había tenido que cuidar de Sammy en un sucio cuarto de motel mientras su padre iba a ver a un tal Eddie, que él decía era pariente de su madre. Sam había estado más caprichoso que de costumbre, le había sido difícil hacerlo dormir y él se sentía más solo y angustiado que nunca, porque veía que su padre estaba actuando demasiado raro. Cuando regresó, ya entrada la noche, olía a alcohol y a sangre. Sus manos temblaban ligeramente y apenas entró al cuarto le ordenó secamente:
- Levanta a tu hermano, vístelo y métanse en el Impala. Nos largamos de este pueblo. ¡Ahora, Dean!
El primogénito de John no se hizo repetir la orden y con gran dificultad porque el más pequeño dormía como un tronco, lo vistió y lo trasladó al automóvil, luego ayudó a su padre con los bolsos y finalmente se sentó en el asiento trasero del vehículo y acomodó en su regazo la cabeza de su hermanito que se apoyó confiadamente en el mayor. La mirada de John Winchester era de hielo. Condujo el automóvil como si el mismísimo demonio lo persiguiera y contrariamente a lo que dijo, en vez de salir del pueblo, se desvió hacia la casa de Eddie. Descendió del vehículo y entró. Pocos minutos después salió más serio que nunca y con la cazadora manchada de sangre. Nunca habló de ese acontecimiento hasta muchos años después, cuando Sam ya estaba en la universidad.
Una de esas noches en que él y Dean compartían un momento de intimidad y un tequila le contó que lo que se había encontrado en ese pueblo eran súcubos. Le dijo que eran una clase de demonio que asumen forma humana, de cualquier humano o de alguien que la víctima recuerda (por ejemplo algún familiar muerto) o que tiene como ideal de pareja. Por eso cada uno los ve de distintas formas y son tan difíciles de descubrir. Por otro lado, una vez que conectan con el elegido de turno, hacen el amor con él u obtienen algún tipo de proximidad que les permite absorber la energía vital de la víctima. De eso se alimentan. Y generalmente los acompaña un demonio de más categoría que no busca alimentarse sino obtener algo más, un alma, un trato, un objeto preciado.
Dean volvió lentamente a la realidad, alejando de su cabeza los recuerdos de épocas difíciles. Se concentró en la situación actual.
- ¿Dónde está Sam?- repitió. – Los súcubos atacaron a papá cuando ese demonio iba tras Sam, y tu lo sabes, Bobby. ¡Tengo que protegerlo!
Trató de incorporarse pero no pudo hacerlo, su cuerpo no le respondió y cayó pesadamente sobre la cama mirando angustiado a sus amigos. Necesitaba saber que Sam estaba bien.
- Ha ido tras el súcubo, como ya te imaginarás.- le dijo el cazador.
- ¡Diablos, Bobby! ¿y tu lo dejaste ir? ¡Se supone que cuando yo no estoy tu tienes que proteger a Sammy!
- Me parece que tu hermano está bastante crecidito ya, no puedo perseguirlo por todas partes como si se tratase de un niño, Dean.
- Dean, tu hermano es inmune a los encantos de esos demonios, no te olvides lo que él les puede hacer a ellos.- agregó el ángel.
- Precisamente, eso es lo que me preocupa. ¿y si cae otra vez y bebe sangre de demonio?
El cazador y el ángel se miraron dubitativamente. Dean tenía razón, era una posibilidad.
Con gran esfuerzo Dean se puso de pie ayudado por Castiel y luego emprendieron la búsqueda del menor de los Winchester. No era tarea fácil. No había ni rastro de él ni de los súcubos ni del ángel que se apareció en el pueblo.
En las afueras del pueblo.
Sam había emprendido la búsqueda del asqueroso ser que había intentado acabar con la vida de su hermano. Antes había consultado en internet lo que había podido y creía estar tras la pista correcta, pero no estaba seguro. Al principio no había hallado nada que le indicase dónde hallar a los demonios pero luego analizando su modus operandi no tardó en concluir que atacarían otra vez en el bar, por lo que optó por esperarlos en las cercanías de ese lugar.
Vio llegar a una bella mujer y supo que se trataba de ella, unos minutos después la demonio se dirigió a un parroquiano que bebía una cerveza tranquilamente sentado en la barra del bar, comenzó a hablar y pocos minutos después la mujer salió del local seguida por el sujeto. Sam vio como hacían el amor en el callejón, y también vio cómo caía desvanecida luego la pobre víctima. Al parecer no estaba muerto, el ente se había limitado a absorber energía pero no lo había matado, por eso era que no se delataban. No había muertes y las víctimas creían haber sido presas de una gran borrachera.
Le fue fácil seguirla hasta una vieja granja en ruinas en las afueras del pueblo. Aunque Sam sabía que se iba a arrepentir de ello, decidió actuar sin esperar apoyo. Aunque tuvo la precaución de enviar un mensaje de texto a Bobby.
Entró en la granja sabiendo que lo superaban en número. Y lo peor fue que todos los súcubos tomaron la forma de su novia muerta, Jessica; tal y como le había sucedido a su padre veinte años antes, cuando él era un crío que dormía en el regazo de Dean. John había tenido que soportar ver a diez Marys que le suplicaban clemencia y luego había tenido que sacar fuerzas de flaqueza y acabar con los malditos aunque a sus ojos era acabar otra vez con la vida de la mujer que amaba. Lo mismo hizo Sam sin conocer aún la historia que su hermano oportunamente le relataría. Por eso el mayor siempre afirmaba que él y su padre se parecían tanto como dos gotas de agua.
Todo el lugar apestaba a sangre de demonio y Sam tuvo que reconocer que sintió el aguijón del deseo pero cerró los ojos y pensó que su hermano lo necesitaba, que los otros hombres y la gente del pueblo estaban a merced del mal y él era el único que podía hacer algo en ese momento. Acabó con los súcubos aunque terminó bastante malherido. Oyó un vehículo y pensó que sus amigos venían a ayudarle. Y no se equivocaba, pero éstos estaban aún bastante lejos y no tenían la ubicación exacta…y Sam no esperaba la visita que estaba a punto de tener.
- Veo que has acabado con mis leales empleados. Voy a tener que liberar a más de ellos. Siempre nos has causado problemas, Sam Winchester, desde que eras un crío. Pero eso está a punto de acabarse. Pronto Lucifer te vestirá y será el señor de este mundo. Todo gracias a ti y al inepto de tu hermano.
- ¿quién eres? ¿qué es lo que quieres de nosotros?- inquirió valientemente Sam.
- Soy uno de los asistentes principales del Maestro, de Lucifer y he venido a preparar el camino a mi señor. Pensé que sería más difícil pero gracias a la ineptitud de tu hermano, me ha sido todo muy fácil. Lo único que podía impedir que Lucifer camine para siempre en este mundo se ha perdido y vosotros no seréis capaces de hallarlo.
- ¿De qué hablas?
- ¿No lo sabes aún? ¡Vaya, debes decirle a tu hermanito que deje de tener secretos contigo! Ahora voy a acabar con esos estúpidos enviados de los ángeles ¡y tu serás el responsable de sus muertes, Sam Winchester!!
- ¡No te saldrás con la tuya! ¡Lucifer jamás me poseerá!- gritó Sam.
Pero era inútil, el demonio se había esfumado y sus amigos estaban llegando. Cuando entraron a la granja, miraron con ojos espantados a Sam, parado en medio de todos esos cuerpos mutilados pero enseguida se pusieron a trabajar: Bobby y Castiel trataron de eliminar los restos de la lucha y Dean ayudó a Sam a subir al Impala.
Una hora después mientras Bobby investigaba los últimos sucesos junto a Castiel, Sam ayudado por su hermano se cosía una gran cortada que tenía en su costado. Dean lo miraba en silencio, y en un momento sonrió para sí, gesto que no pasó desapercibido para el menor.
- ¿de qué te ríes?
- - No me río, sonrío por que me acuerdo del miedo que le tenías a las agujas cuando eras pequeño. ¡Lo que me costó hacerte entender que era sólo un pequeño pinchazo que no dañaba! Y mírate ahora, te coses tu sólo…
- Sip, fue gracias a ti que le perdí el miedo a las agujas y a la sangre. Pero veo que tu no le has perdido el miedo a contarme tus cosas, Dean. ¿Qué me ocultas?
- ¿Qué? No te oculto nada, ¡estás loco, Sam!
- No es lo que me dijo el demonio que se entrevistó conmigo justo antes de que ustedes llegaran.
- Los demonios dicen cosas que no son ciertas y lo sabes, Sam.- dijo Dean dando un gran sorbo a la botella de ron que tenía en las manos en ese momento.
- No siempre es así hermano, y en este caso estoy seguro de que el demonio no mentía.
- Me voy, necesito tiempo para mi solo. No aguanto estas cabronadas.
Y Dean abandonó la habitación dando un portazo.
cassandra_2010- En la puerta del infierno...
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Re: EL ANILLO DE MARY
Me gustó mucho, nena!
Me acuerdo de la escena del cómic que decís, y me gustó cómo la integraste a esta historia!
Muy tierno, aunque algo triste, imaginar a Dean cuidando de Sammy cuando eran chiquitos, y sigo queriendo saber qué se perdió, qué oculta Dean!!
Espero el próximo!
Beso!!
Me acuerdo de la escena del cómic que decís, y me gustó cómo la integraste a esta historia!
Muy tierno, aunque algo triste, imaginar a Dean cuidando de Sammy cuando eran chiquitos, y sigo queriendo saber qué se perdió, qué oculta Dean!!
Espero el próximo!
Beso!!
Re: EL ANILLO DE MARY
Acá va otro capi.... sorry por la demora.. pero mi socio no entiende de fics de supernatural... jajajaja y tuve que laburar...
CAPÍTULO 9
En el otro extremo del pueblo, los seis jóvenes que habían sido marcados se habían reunido siguiendo una silenciosa orden que sólo ellos habían podido oír. Su ausencia comenzó a notarse y sus parientes los comenzaron a buscar. Cuando finalmente los hallaron, se sorprendieron de que todos se negaran a abandonar el lugar en donde se hallaban (una cueva abandonada en las afueras del pueblo) y cuando el padre de una de ellas trató de retirar a su hija por la fuerza, fue repelido por una especie de fuerza sobrenatural que parecía proteger a los elegidos, como ya habían comenzado a llamarlos en el pueblo.
Así que la gente optó por dejarlos en paz, aunque se montó una discreta guardia fuera de la cueva, un poco para protección de los jóvenes y otro poco por temor a lo que pudieran hacer…a sí mismos o a otros.
No había pasado mucho tiempo cuando los elegidos recibieron otro mensaje inspirador: esta vez todos comprendieron lo que debían hacer. Había que traer a Dean Winchester a la cueva, había que pactar con él los términos del ataque final a Lucifer.
Mientras, en el pueblo.
Dean había salido de la habitación muy molesto con Sam, porque no se rendía y seguía insistiendo en saber todo lo que estaba sucediendo. Dean sabía que tarde o temprano le tendría que contar todo a su hermano, pero prefería hacerlo a su modo, cuando él pudiera o cuando considerara indispensable que Sam lo supiera. No antes. Para tratar de calmarse se sentó en el Impala mientras se bebía una cerveza y trataba de pensar en los pasos a seguir. En eso vio a Bobby que le hacía señas desde la puerta del motel. Se apeó y fue a ver qué necesitaba.
Bobby había recibido la noticia de que los jóvenes elegidos se habían reunido en las afueras del pueblo y que no aceptaban la visita de ningún ser humano. Por lo que la propuesta era acercarse hasta el lugar y tratar de averiguar qué estaban tramando esos chicos. O si alguien o algo los estaba ayudando.
Apenas se acercaron a la entrada de la cueva pudieron notar que una especie de campo magnético o algo similar la protegía. No tuvieron tiempo de inspeccionar la barrera invisible porque sin proponérselo, Dean se apoyó en ella y pasó al otro lado, donde fue atrapado por varias manos que lo obligaron a entrar a la cueva.
- ¡Dean! ¿qué ha pasado?- gritó angustiado Sam.
Trató de atravesar la barrera pero fue golpeado por una especie de corriente eléctrica que lo arrojó al suelo, en donde quedó inconsciente.
Castiel comprendió en seguida de qué se trataba. Y le sugirió a Bobby no interferir en lo que estaba por pasar.
- No podemos hacer nada. El Cielo protege a estos chicos y es su voluntad que Dean haya podido ingresar a la cueva. Un ángel del señor ha recibido una revelación y la debe transmitir a los elegidos. Al parecer Dean también ha sido elegido para esta misión.
- Bien, ayudemos a Sam y esperemos. Tal vez nos den alguna solución para acabar con Lucifer. Y ya sabíamos que Dean era el elegido para esa misión, genio.- acotó con ironía Bobby.
Dentro de la cueva.
Cuando Dean se recuperó de la sorpresa, se encontró con los seis jóvenes que lo miraban fijamente, como esperando una respuesta. Se sintió muy incómodo. Comenzó a buscar posibles rutas de escape, pero comprendió rápidamente porque los chicos o quien fuera que los había guiado hasta allí habían elegido ese lugar: no había salida. La única salida estaba bloqueada por esa barrera invisible que impedía la entrada…y la salida de cualquiera. Pero él había podido atravesarla, así que debería poder salir sin problemas, ¿o no?
- No es buena idea, Dean.- le dijo uno de los chicos.
- No puedes salir de aquí hasta que nos des lo que necesitamos para acabar con Lucifer. Sabemos que lo has estado ocultado todo este tiempo.- dijo otra de las chicas.
El mayor de los Winchester sintió que las piernas se le aflojaban. No sabía cómo iba a decir lo que tenía que decir…- Ya no lo tengo…no se lo que sucedió con él..- dijo con sincera tristeza en la voz.
- ¿qué? ¿cómo pudo haber sucedido eso? ¿qué se supone que hagamos ahora?- inquirieron a coro los jóvenes.
- Pues, luchar con todas nuestras fuerzas parece ser una buena opción. Bienvenidos al Equipo Libre Albedrío- dijo Dean con su típica ironía.
- Esa no es una opción. Necesitamos tu colaboración. Tú has sido siempre el elegido. Tú has tenido en tus manos el futuro del mundo ¿y ahora nos sales con esto?
- Tienes veinticuatro horas para hallar la solución, sino hemos recibido la orden de acabar con el recipiente de Lucifer. Y esta vez no podrás detenernos. Somos seis y los ángeles nos apoyan, Dean. Y si matas a uno de nosotros, pronto otro lo reemplazará. No podrás acabar con todos, así que te conviene colaborar.
- Los ángeles, siempre tan gentiles, eh? Supongo que no tengo otra opción que colaborar.
En ese momento Dean sintió cómo se desvanecía.
Sam, Bobby y Castiel vieron cómo Dean era arrojado de la cueva, atravesando sin ninguna dificultad la barrera invisible para caer en estado de inconsciencia a los pies de sus amigos.
Cuando despertó, estaba en su cama en la habitación del motel que ocupaban en el pueblo. Curiosamente sus amigos no lo rodeaban y ni siquiera Sam estaba cerca. Después de su excursión dentro de la cueva, ya no habría posibilidades de ocultar lo que estaba sucediendo. O eso creía Dean. Pero al parecer estaba equivocado.
No había rastro de su hermano, tampoco de Bobby. Menos de Castiel. Probó a llamarlos a sus respectivos celulares, sin éxito. Se dirigió a la receptoría del motel intentando averiguar algo. La chica que estaba detrás del mostrador se veía bastante preocupada y poco dispuesta a hablar, así que Dean preparó todo su encanto y sus años de experiencia con las chicas para tratar de obtener de ella la información que necesitaba.
Pocos minutos después un preocupado Dean Winchester atravesaba el pueblo en el Impala tratando de llegar a donde le había indicado la recepcionista. Supo por ella que unas horas atrás había habido un nuevo ataque en el pueblo: esta vez se hallaban hospitalizados tres hombres por envenenamiento en el hospital del pueblo.
Cuando entró a la sala de terapia intensiva del nosocomio, vio a Sam sentado en un banco de la sala de espera. Se aproximó, se aseguró que su hermano estuviese bien y emitió sin darse cuenta un suspiro de alivio. Sam lo miró extrañado.
-¿Qué te pasa, hermano?
- Sammy, me alegra que estés bien, pensé que te habían atacado… ¿cuántas horas he dormido?- inquirió el mayor.
- Unas dos o tres horas…¿por qué? ¿y quién me podría haber atacado? ¿los ángeles?
- Sam, te dije que no era buena idea quedarnos en este pueblo. Ahora los ángeles por medio de esos malditos “elegidos” quieren acabar contigo, así no dices que si a Lucifer. Debiste haberme hecho caso, por algo soy el mayor. Para eso me secuestraron en esa maldita cueva. Para advertirme, si no nos vamos de aquí te matarán.
- Pues no me asustan, Dean y no debería preocuparte a ti tampoco, y te advierto que cuando dices bobadas sin sentido, me considero con derecho a no obedecerte. ¿cuándo nos hemos ido así sin más, abandonando gente que puede estar en peligro? Además irnos sólo para cuidar mi vida… creo que podemos cuidarnos nosotros mismo, sin necesidad de esquivar a los ángeles o a los demonios…
- Bien sabelotodo, dejemos ese tema para más tarde. ¿Qué ha sucedido aquí? ¿Más envenenamientos?
- Pues sí. Y adivina qué hallaron los médicos en la sangre de estos tipos. Restos de azufre… los mismos que tenía el otro chico.
- O sea que hay más súcubos aquí.- emitió Dean preocupado pero a la vez con un resabio de esperanza en su voz.
- Bobby y Cass están buscando nuevas pistas. Vamos al motel y nos reuniremos más tarde con ellos.
Una vez en el motel, Dean entró al baño para darse una ducha. Necesitaba refrescarse pero también necesitaba tiempo a solas para pensar. Y la ducha parecía la excusa perfecta. Cuando terminó el baño, salió aún mojado y se acercó a la nevera para buscar una lata de cerveza. Sam parecía concentrado en la preparación de vaya uno a saber qué menjurje culinario. Estaba abriendo la lata cuando su hermano disparó:
- ¿Qué pasó con tu anillo, Dean? ¿por qué no lo llevas puesto?
Dean tragó saliva con fuerza. Miró a los ojos a su hermano pequeño y supo que había llegado el momento de la verdad. El momento que había estado evitando.
- Lo perdí, Sam.
- ¿qué? Eso es imposible. Tú eres muy cuidadoso. Además que no te quitas ese anillo para nada. No te lo has quitado desde que papá te lo dio.
- Si, es verdad pero hace unos días noté que me quedaba un poco flojo, y parece que se me ha caído. Fin de la historia.
Sam no se creyó ni por un minuto la historia de su hermano. Sabía que allí había algo más, pero no lograba determinar aún qué cosa. Decidió callar y esperar. La compuerta se había abierto y no tardaría en salir todo a la luz.
Por el momento, le sirvió un plato de sopa a su hermano y ambos comieron en silencio.
CAPÍTULO 9
En el otro extremo del pueblo, los seis jóvenes que habían sido marcados se habían reunido siguiendo una silenciosa orden que sólo ellos habían podido oír. Su ausencia comenzó a notarse y sus parientes los comenzaron a buscar. Cuando finalmente los hallaron, se sorprendieron de que todos se negaran a abandonar el lugar en donde se hallaban (una cueva abandonada en las afueras del pueblo) y cuando el padre de una de ellas trató de retirar a su hija por la fuerza, fue repelido por una especie de fuerza sobrenatural que parecía proteger a los elegidos, como ya habían comenzado a llamarlos en el pueblo.
Así que la gente optó por dejarlos en paz, aunque se montó una discreta guardia fuera de la cueva, un poco para protección de los jóvenes y otro poco por temor a lo que pudieran hacer…a sí mismos o a otros.
No había pasado mucho tiempo cuando los elegidos recibieron otro mensaje inspirador: esta vez todos comprendieron lo que debían hacer. Había que traer a Dean Winchester a la cueva, había que pactar con él los términos del ataque final a Lucifer.
Mientras, en el pueblo.
Dean había salido de la habitación muy molesto con Sam, porque no se rendía y seguía insistiendo en saber todo lo que estaba sucediendo. Dean sabía que tarde o temprano le tendría que contar todo a su hermano, pero prefería hacerlo a su modo, cuando él pudiera o cuando considerara indispensable que Sam lo supiera. No antes. Para tratar de calmarse se sentó en el Impala mientras se bebía una cerveza y trataba de pensar en los pasos a seguir. En eso vio a Bobby que le hacía señas desde la puerta del motel. Se apeó y fue a ver qué necesitaba.
Bobby había recibido la noticia de que los jóvenes elegidos se habían reunido en las afueras del pueblo y que no aceptaban la visita de ningún ser humano. Por lo que la propuesta era acercarse hasta el lugar y tratar de averiguar qué estaban tramando esos chicos. O si alguien o algo los estaba ayudando.
Apenas se acercaron a la entrada de la cueva pudieron notar que una especie de campo magnético o algo similar la protegía. No tuvieron tiempo de inspeccionar la barrera invisible porque sin proponérselo, Dean se apoyó en ella y pasó al otro lado, donde fue atrapado por varias manos que lo obligaron a entrar a la cueva.
- ¡Dean! ¿qué ha pasado?- gritó angustiado Sam.
Trató de atravesar la barrera pero fue golpeado por una especie de corriente eléctrica que lo arrojó al suelo, en donde quedó inconsciente.
Castiel comprendió en seguida de qué se trataba. Y le sugirió a Bobby no interferir en lo que estaba por pasar.
- No podemos hacer nada. El Cielo protege a estos chicos y es su voluntad que Dean haya podido ingresar a la cueva. Un ángel del señor ha recibido una revelación y la debe transmitir a los elegidos. Al parecer Dean también ha sido elegido para esta misión.
- Bien, ayudemos a Sam y esperemos. Tal vez nos den alguna solución para acabar con Lucifer. Y ya sabíamos que Dean era el elegido para esa misión, genio.- acotó con ironía Bobby.
Dentro de la cueva.
Cuando Dean se recuperó de la sorpresa, se encontró con los seis jóvenes que lo miraban fijamente, como esperando una respuesta. Se sintió muy incómodo. Comenzó a buscar posibles rutas de escape, pero comprendió rápidamente porque los chicos o quien fuera que los había guiado hasta allí habían elegido ese lugar: no había salida. La única salida estaba bloqueada por esa barrera invisible que impedía la entrada…y la salida de cualquiera. Pero él había podido atravesarla, así que debería poder salir sin problemas, ¿o no?
- No es buena idea, Dean.- le dijo uno de los chicos.
- No puedes salir de aquí hasta que nos des lo que necesitamos para acabar con Lucifer. Sabemos que lo has estado ocultado todo este tiempo.- dijo otra de las chicas.
El mayor de los Winchester sintió que las piernas se le aflojaban. No sabía cómo iba a decir lo que tenía que decir…- Ya no lo tengo…no se lo que sucedió con él..- dijo con sincera tristeza en la voz.
- ¿qué? ¿cómo pudo haber sucedido eso? ¿qué se supone que hagamos ahora?- inquirieron a coro los jóvenes.
- Pues, luchar con todas nuestras fuerzas parece ser una buena opción. Bienvenidos al Equipo Libre Albedrío- dijo Dean con su típica ironía.
- Esa no es una opción. Necesitamos tu colaboración. Tú has sido siempre el elegido. Tú has tenido en tus manos el futuro del mundo ¿y ahora nos sales con esto?
- Tienes veinticuatro horas para hallar la solución, sino hemos recibido la orden de acabar con el recipiente de Lucifer. Y esta vez no podrás detenernos. Somos seis y los ángeles nos apoyan, Dean. Y si matas a uno de nosotros, pronto otro lo reemplazará. No podrás acabar con todos, así que te conviene colaborar.
- Los ángeles, siempre tan gentiles, eh? Supongo que no tengo otra opción que colaborar.
En ese momento Dean sintió cómo se desvanecía.
Sam, Bobby y Castiel vieron cómo Dean era arrojado de la cueva, atravesando sin ninguna dificultad la barrera invisible para caer en estado de inconsciencia a los pies de sus amigos.
Cuando despertó, estaba en su cama en la habitación del motel que ocupaban en el pueblo. Curiosamente sus amigos no lo rodeaban y ni siquiera Sam estaba cerca. Después de su excursión dentro de la cueva, ya no habría posibilidades de ocultar lo que estaba sucediendo. O eso creía Dean. Pero al parecer estaba equivocado.
No había rastro de su hermano, tampoco de Bobby. Menos de Castiel. Probó a llamarlos a sus respectivos celulares, sin éxito. Se dirigió a la receptoría del motel intentando averiguar algo. La chica que estaba detrás del mostrador se veía bastante preocupada y poco dispuesta a hablar, así que Dean preparó todo su encanto y sus años de experiencia con las chicas para tratar de obtener de ella la información que necesitaba.
Pocos minutos después un preocupado Dean Winchester atravesaba el pueblo en el Impala tratando de llegar a donde le había indicado la recepcionista. Supo por ella que unas horas atrás había habido un nuevo ataque en el pueblo: esta vez se hallaban hospitalizados tres hombres por envenenamiento en el hospital del pueblo.
Cuando entró a la sala de terapia intensiva del nosocomio, vio a Sam sentado en un banco de la sala de espera. Se aproximó, se aseguró que su hermano estuviese bien y emitió sin darse cuenta un suspiro de alivio. Sam lo miró extrañado.
-¿Qué te pasa, hermano?
- Sammy, me alegra que estés bien, pensé que te habían atacado… ¿cuántas horas he dormido?- inquirió el mayor.
- Unas dos o tres horas…¿por qué? ¿y quién me podría haber atacado? ¿los ángeles?
- Sam, te dije que no era buena idea quedarnos en este pueblo. Ahora los ángeles por medio de esos malditos “elegidos” quieren acabar contigo, así no dices que si a Lucifer. Debiste haberme hecho caso, por algo soy el mayor. Para eso me secuestraron en esa maldita cueva. Para advertirme, si no nos vamos de aquí te matarán.
- Pues no me asustan, Dean y no debería preocuparte a ti tampoco, y te advierto que cuando dices bobadas sin sentido, me considero con derecho a no obedecerte. ¿cuándo nos hemos ido así sin más, abandonando gente que puede estar en peligro? Además irnos sólo para cuidar mi vida… creo que podemos cuidarnos nosotros mismo, sin necesidad de esquivar a los ángeles o a los demonios…
- Bien sabelotodo, dejemos ese tema para más tarde. ¿Qué ha sucedido aquí? ¿Más envenenamientos?
- Pues sí. Y adivina qué hallaron los médicos en la sangre de estos tipos. Restos de azufre… los mismos que tenía el otro chico.
- O sea que hay más súcubos aquí.- emitió Dean preocupado pero a la vez con un resabio de esperanza en su voz.
- Bobby y Cass están buscando nuevas pistas. Vamos al motel y nos reuniremos más tarde con ellos.
Una vez en el motel, Dean entró al baño para darse una ducha. Necesitaba refrescarse pero también necesitaba tiempo a solas para pensar. Y la ducha parecía la excusa perfecta. Cuando terminó el baño, salió aún mojado y se acercó a la nevera para buscar una lata de cerveza. Sam parecía concentrado en la preparación de vaya uno a saber qué menjurje culinario. Estaba abriendo la lata cuando su hermano disparó:
- ¿Qué pasó con tu anillo, Dean? ¿por qué no lo llevas puesto?
Dean tragó saliva con fuerza. Miró a los ojos a su hermano pequeño y supo que había llegado el momento de la verdad. El momento que había estado evitando.
- Lo perdí, Sam.
- ¿qué? Eso es imposible. Tú eres muy cuidadoso. Además que no te quitas ese anillo para nada. No te lo has quitado desde que papá te lo dio.
- Si, es verdad pero hace unos días noté que me quedaba un poco flojo, y parece que se me ha caído. Fin de la historia.
Sam no se creyó ni por un minuto la historia de su hermano. Sabía que allí había algo más, pero no lograba determinar aún qué cosa. Decidió callar y esperar. La compuerta se había abierto y no tardaría en salir todo a la luz.
Por el momento, le sirvió un plato de sopa a su hermano y ambos comieron en silencio.
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